El Arde Lucus cerró con sol un intenso programa de tres días de fiesta
20 jun 2011 . Actualizado a las 11:22 h.Aunque la costa del Cantábrico queda a unos 80 kilómetros, Lugo puede presumir de una pleamar humana que coincide casi con el solsticio de verano. El Arde Lucus llena Lugo hasta los topes cada mes de junio, y convierte la tensión entre invasores e invadidos en unas jornadas en las que la rivalidad más o menos guerrera de romanos y celtas deja paso a confraternidades en las que la buena mesa actúa como un factor de cohesión.
Con el buen tiempo como aliado, la jornada de ayer tuvo un perfil algo más relajado que el de las dos anteriores, y se notaba que dos días de jolgorio ponen a prueba hasta a las mismísimas legiones romanas. Como ocurre todos los años, en diferentes puntos del recinto amurallado o en sus alrededores, la ocupación romana se notaba de las maneras más dispares, para curiosidad de unos y sorpresa de otros.
Así, en la plaza da Constitución se realizaban ceremonias en las que, con la correspondiente invocación a Júpiter y la ofrenda de incienso y vino, se daba la bienvenida a nuevos ciudadanos romanos.
A pocas decenas de metros, en la plaza Maior, que estos días alberga un variado macellum (mercado), se representaban unas danzas que podrían ser guerreras, aunque casi al lado, Casa do Concello por medio, se ofrecían generosas raciones de churrasco, chorizo y empanada para reponer fuerzas tras un fin de semana de intensa actividad.
Como a fin de cuentas el día de ayer era domingo, romanos y celtas aprovecharon que el sol lucía, aunque no quemaba, para ocupar terrazas o algunas calles del centro amurallado antes de concluir este singular viaje en el tiempo. Para cerrar la jornada, entre otros detalles, por la mañana hubo desfile de jóvenes romanos por las calles de la ciudad, aunque no eran de las orillas del Tíber, sino alumnos de colegios de Lugo, y por la tarde, una nueva sesión de circo y bodas celtas.
Capacidad de atracción
Aunque surgida con este siglo, el Arde Lucus ya goza de la declaración de fiesta de interés turístico gallego, y sobre todo posee la indiscutible capacidad de atracción sobre miles de personas, que acuden a Lugo procedentes del resto de Galicia o de otras zonas de España.
El nivel de ocupación en los hoteles de la ciudad ha llegado estos días al lleno total en algunos casos, y sus responsables admiten abiertamente que esta fiesta proporciona unos índices de actividad similares a los del San Froilán.