La central nuclear de Cofrentes (Valencia) sufrió en el último trimestre del pasado año una fuga diaria de 4.000 litros de agua refrigerante en el núcleo del reactor, procedente de los accionadores de las barras de control del combustible y de las bombas de recirculación. El agua fue a parar a un pozo seco de la propia planta. La anomalía fue detectada en una inspección del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que no llegó a calificar el problema ni de suceso notificable. El organismo regulador calificó el incidente de «normal» en el funcionamiento de una central. La fuga estaba en un 86% por debajo del límite.
Los responsables de la propia central, operada por Iberdrola, explican en un comunicado que estas pérdidas de agua se ajustan a lo establecido en el diseño de la planta, ya que «se trata de un circuito cerrado y controlado que impide cualquier tipo de pérdida de agua al exterior». El informe del CSN revela que «los distintos análisis isotópicos realizados muestran que se trata de agua del reactor muy diluida».
El incidente, sin embargo, fue denunciado por la plataforma Tanquem (Paremos) Cofrentes, que integra a las principales asociaciones ecologistas de la Comunidad Valenciana, que advierte que «las barras de control son el principal sistema de parada del reactor en caso de emergencia y han de estar en perfecto estado de funcionamiento». El colectivo asegura que, aunque el CSN «minusvalora la importancia de estas fugas debido a la dilución del agua, la baja actividad radiactiva y la tendencia estabilizada», se trata de un hecho de «gran importancia, pues demuestra que el proceso de corrosión sigue adelante».