A pesar del descenso del trampeo ilegal (los guardas de FOP retiraron desde 1992 un total de 1.476 lazos, a los que habría que añadir los detectados por guardias de caza y de las Administraciones), otros peligros para los osos persisten. La semana pasada personal de FOP encontró en el municipio de Cangas del Narcea una osa de dos años herida grave. Tras ser tratada por los veterinarios en un centro de recuperación de fauna, se encuentra estable y sometida a vigilancia.
Trasladada al centro de recuperación de Sobrescobio para que recupere su agilidad y peso, tan solo dio en báscula 28 kilos. La tratan con tranquilizantes para evitar que se automutile o lama sus heridas. Anímicamente se encuentra un poco asustada y deprimida. Según José Luis García, las heridas que presenta parecen la dentellada de un oso adulto, no de lobo, y sobre el motivo del ataque se especula con la competencia por una carroña. «Si hubiera querido matarla hubiera podido hacerlo, le partió el pubis. En la zona se hallaron otros osos huérfanos y si el animal estuviera con su madre no sería agredido, aunque la llegada del macho podría separar la familia», explica. Descarta la conducta infanticida o territorialidad, pues esta no se da entre los osos.
Estudios científicos
En la visita al esbardo herido en Asturias participó Andrés Orviz, director de la investigación titulada Elaboración de propuestas para la reordenación del territorio con objeto de evitar molestias humanas a los osos. Se van a tomar muestras hormonales en heces de osos, como las bautizadas Paca y Tola, que también están acogidas en Sobrescobio tras quedar huérfanas, y que podrían aportar información sobre habilidades cognitivas, respuesta inmune, crecimiento, condición física, reproducción y supervivencia de los osos.
Otros proyectos internacionales tratan de desentrañar los procesos metabólicos por los cuales los osos pasan meses sin comer, beber o defecar y al salir conservan casi la misma condición física. Podría ser de utilidad para la medicina humana. Hay osos que disminuyen drásticamente su frecuencia cardíaca, de 84 latidos por minuto, a 19.