La dieta en el embarazo provoca que los hijos sean adultos obesos

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Basta con reducir un 20% las calorías en la gestación para probar el efecto

01 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El feto tiene memoria a largo plazo. Todo lo que ocurra en el seno del vientre materno tendrá consecuencias en el futuro para el niño o incluso el adulto. De ahí la insistencia de los ginecólogos y pediatras en la necesidad de controlar la alimentación durante el embarazo, que debe ser variada. Pero ¿cuánto debe comer una embarazada? Ni mucho, ni poco, ya que si el sobrepeso no es aconsejable, una dieta baja en calorías tampoco lo es. Es más, un grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición, que se coordina en Santiago para toda España, acaba de demostrar que una leve reducción de calorías durante la gestación trae como consecuencia la obesidad de los niños cuando llegan a la madurez. O, lo que es lo mismo, la dieta en el embarazo, aunque sea moderada, trae como consecuencia hijos varones obesos en la edad adulta.

La investigación, probada en un experimento con ratones y liderada por Andreu Palou, de la Universidad de las Islas Baleares, acaba de ser publicada en la revista científica Plos One. Basta que la reducción calórica de las futuras madres sea de un 20%, apenas unas 400 kilocalorías, para que se produzcan alteraciones metabólicas en el feto que se plasmarán en la época adulta. «De alguna manera, el feto que está creciendo recibe la información de la alimentación de la madre y esta queda marcada en sus cromosomas», explica Andreu Palou. Pero ¿por qué una menor ingesta en el embarazo se traduce en adultos obesos? «Porque el feto, en su desarrollo, se adapta a unas condiciones de poca disponibilidad de alimento, con lo que el futuro organismo está más adaptado para guardar energía que para consumirla», responde el especialista. Dicho de otra forma, el metabolismo no quema suficientemente lo que come y la consecuencia natural es la obesidad.

Pero ocurre una paradoja que no ha podido explicarse: las madres que pierden peso moderado en la lactancia hacen que sus hijos presenten una mayor protección frente a la obesidad.