La discriminación de la mujer se hace visible en la ciencia

Mario Beramendi Álvarez
MARIO BERAMENDI SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

En Galicia tienen peores contratos y cobran menos, pese a su mayor formación

25 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La investigación científica avanza a un ritmo vertiginoso. Asociada a la modernidad y al desarrollo de las sociedades, sobre esta actividad se levanta la bandera del crecimiento. Sin embargo, en su interior se reproducen los peores vicios de un esquema que muchos creían superados. Uno de ellos es la desigualdad laboral de la mujer: las investigadoras gallegas tienen mejor formación que los hombres y, en cambio, peor contrato y salarios como consecuencia de que ocupan, generalmente, los puestos más bajos de la cadena.

Estas son las principales conclusiones de un estudio elaborado por la Xunta ?la Secretaría Xeral de Igualdade y la de Modernización Tecnolóxica? que da cuenta de unos datos nada alentadores. Mientras que poco más de la mitad de las científicas tienen una relación laboral estable, en el sexo masculino el peso de la contratación indefinida se eleva hasta el 75,3%.

Presentes en mayor medida en ámbitos como las ciencias de la salud, la biomedicina o el medio marino, el grueso de las investigadoras trabajan en el sector público ?solo tres de cada diez lo hacen en la empresa privada? y apenas ocupan puestos directivos en grupos de investigación, reservados en un 71% a los hombres. Este dato, en cambio, contrasta con el hecho de que el 62% de los becarios son mujeres. Una distribución que tiene un reflejo inequívoco en las escalas salariales; casi el 26% de los investigadores cobran más de 2.500 euros mensuales, porcentaje que cae hasta el 15,5% en el caso de las científicas. Por el contrario, el 11% de las mujeres perciben menos de 900 euros, frente a solo el 5% de los hombres.

Marta González, secretaria xeral de Igualdade, sostiene que en la ciencia hay dos tipos de discriminación. «A horizontal, pola que as mulleres se concentran en disciplinas consideradas máis femeninas, e a vertical, na que nunha situación de igual formación as investigadoras están nun nivel máis baixo na escala».

El perfil de la investigadora en Galicia es el de una mujer de entre 25 y 35 años que vive en pareja y tiene un doctorado o licenciatura en ciencias experimentales. Los datos hechos públicos ayer por la Xunta revelan que el ámbito científico reproduce gran parte de las desigualdades que se observan en otras actividades laborales. Es el caso, por ejemplo, de un menor sueldo medio que el hombre como consecuencia de ocupar menos puestos directivos y más trabajos en la parte baja de la escala. Algo que sufren pese a estar cada vez mejor formadas. El Gobierno gallego cree que esta situación tiene mucho que ver con la reciente incorporación laboral de la mujer, pero advierte que se hace necesario el cambio hacia un modelo más justo e igualitario, lo que requiere el esfuerzo de todos.