Los capones de Vilalba volaron a cien euros

EFE

SOCIEDAD

En la localidad lucense se vendieron en muy pocas horas unos ochocientos ejemplares. Los precios oscilaron entre los 80 y 100 euros la pieza.

20 dic 2010 . Actualizado a las 09:44 h.

La localidad lucense de Vilalba revivió un año más la tradicional feria de los capones, a la que llegaron unos 800 ejemplares -otros 1.000 se comercializaron previamente- que, debido a la afluencia de público, se vendieron muy pronto con precios que oscilaron entre los 80 y 100 euros la pieza.

A las 08:00 de la mañana centenares de cestas de mimbre esperaban repletas de capones a que apareciera un comprador aunque, cuando poco después se abrió el mercado, los capones «se despacharon con un ritmo frenético», tal y como resaltó a Efe el gerente de la asociación de criadores, Gonzalo Hermida.

Uno de los primeros compradores, procedente de Ourense, se llevó cuatro capones por los que abonó 400 euros y se marchó de la feria «satisfecho».

«Si esperas un poco los puedes comprar más baratos, pero te la juegas con la calidad», aseguró el comprador, quien reconoció que no consumirá ninguno porque son «para regalar».

Las cestas más visitadas fueron aquellas sobre las que existía un cartel que las identificaba con algún distintivo de haber sido premiadas.

Aurora, de Oleiros, se llevó el reconocimiento como «mejor criadora»; Milagros, de Distriz, se mostró orgullosa con el distintivo del premio al «mejor par»; y Oliva, de Goiriz, presumió de tener «la mejor cesta».

Con la misma rapidez que se producían las transacciones, una empresa de mensajería empaquetaba capones para medio mundo, ya que es un producto que muy pocas veces degusta quien lo compra, porque la mayor parte llega a sus destinatarios a modo de regalo.

Es el caso del cardenal Rouco Varela, el senador Manuel Fraga, el pregonero de las fiestas de San Ramón, en este caso José Luis Novo Cazón, el presidente de Caixa Rural Galega, José María Pardo Montero o el conselleiro de Medio Rural, Samuel Juárez, que, en unos casos por ser vilalbeses ilustres y en otros por su colaboración con la feria, reciben un par de capones.

De hecho, ya en la Edad Media el capón se utilizaba como elemento de pago de foros o rentas, y aún en la actualidad dos vecinos de Vilalba sufragan su renta con la entrega de capones.

El proceso de cebado, que dura ocho meses, la castración, el sangrado y la grasa que adorna la especie avícola una vez en la cesta conforman todo un ritual que tan sólo se realiza en Vilalba, porque el capón «es un producto exclusivo de aquí y único en el mundo», enfatizó Hermida.

Al margen de la feria, habrá que esperar a los resultados de un estudio que realizará el Centro Tecnológico de la Carne para ver las posibilidades de «desestacionalizar» el capón de Vilalba, con una crianza de cinco meses para tratar de que pueda tener una presencia en los lineales «con más durabilidad».

Así lo expuso a Efe el alcalde de Vilalba, Gerardo Criado, quien aclaró que el estudio se enmarca en un proyecto bianual dotado con 130.000 euros y, una vez finalizado, determinará «cuál es la mejor técnica para envasar los capones al vacío» y que puedan estar en las estanterías de los centros comerciales.