La llegada del avispón asiático pone en alerta a los apicultores gallegos

Xavier Lombardero REDACCIÓN/LA VOZ.

SOCIEDAD

Ha aparecido en Irún y su especialidad es la caza de abejas al vuelo. Devora colmenas enteras y es más peligroso que la autóctona «Vespa cabro», que atacó en Ourense

29 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La aparición en Irún de la avispa asiática Vespa velutina nigritorax ha puesto en alerta a los apicultores gallegos, puesto que su expansión ha sido rápida desde su detección en Francia en el 2005. Según el instituto vasco Neiker de investigación agraria, llegó en un contenedor chino al puerto de Burdeos y pronto se ha expandido por más de 30 departamentos franceses, donde es un voraz depredador de abejas melíferas autóctonas. Al no ser un enemigo natural, sino introducido, aún no han desarrollado una estrategia de defensa eficaz como para hacerles frente. Sus parientes abejas asiáticas, Apis cerana, sí son capaces de rodearlas y elevar la temperatura hasta matar a las intrusas en las colmenas.

El avispón asiático, originario de China, la India e Indonesia, triplica en tamaño a la abeja europea y se distingue fácilmente del avispón autóctono Vespa cabro, ya que este tiene el tórax rojizo y el abdomen negro y amarillo, mientras que el abdomen del invasor es de color negro o marrón oscuro (excepto una franja caudal amarilla) y en la cabeza negra su frente es anaranjada. Los extremos de sus patas también son amarillentos. «Aquí de momento non chegou, pero imos organizar unha rede de alerta e contactaremos cos colegas vascos», dice la veterinaria Ester Ordóñez, presidenta de Mel de Galicia y de la Asociación Galega de Apicultores.

«Tivemos avisos -añade Ordóñez-, na zona de Bande (Ourense) sobre avespas algo máis grandes do habitual, pero son as daquí, que poden matar dúas ou tres abellas. As asiáticas realmente arrasan as colmeas». Esta veterinaria no desdeña el peligro que puedan suponer para la apicultura si son capaces de adaptarse al clima del norte de la Península, y recuerda que aún hoy se deben tratar las colmenas con medicamentos para defenderlas de la varroa, un ácaro procedente del sudeste asiático detectado en Grecia en 1975 y que diez años más tarde ya invadió la cabaña apícola española. La varroasis es hoy el principal problema sanitario junto al más reciente y no aclarado síndrome de despoblamiento.

Difícil control

Al igual que las avispas europeas (en España hay unas 30 especies de véspidos), las asiáticas son carnívoras y cazan de día las abejas obreras. Las decapitan con sus mandíbulas y con ellas alimentan a sus larvas. También devoran las crías de abeja dentro del enjambre. Poseen aguijón y el hecho de que aniden en lo alto de los árboles, en colonias de más de mil individuos, complica su control. No obstante, bomberos o apicultores suelen conocer el manejo de la Vespa cabro, no muy común, pero que ataca igualmente con agresividad si es molestada.

Unas y otras son beneficiosas para la polinización y controlan otras plagas pero, consciente del recelo que generan abejas y avispas en las personas, Ester Ordóñez dice que las primeras pican solo al defender su territorio. «O normal é que as picaduras sexan de avispas, máis agresivas no verán». La mayoría de casos atendidos son al practicar actividades de ocio o trabajar en el campo. Se desaconsejan movimientos bruscos ante ellas, llevar ropas claras u olores fuertes, comer y cocinar al aire libre.

Evitar riesgos

Los niños pueden ser más propensos a recibir picaduras por su curiosidad con los bichos y actividad en piscinas, frecuentadas por avispas. Sus casos no revisten mayor gravedad que en adultos pero hay que distinguir entre las merodeadoras y las de avisperos próximos a colegios o parques. La picadura puede provocar dificultad para respirar, vómitos, mareos, desvanecimiento, caída de tensión arterial o un choque anafiláctico fatal si no se trata con rapidez. La prevención es la vacuna antialérgica específica tras reaccionar mal ante una picadura. Se calculan en más de 800.000 los alérgicos españoles al veneno de insectos.