Los antidepresivos copan el 45% del gasto farmacéutico en salud mental

María Cedrón REDACCIÓN/LA VOZ.

SOCIEDAD

Galicia es la segunda comunidad española, por detrás de Asturias, en consumo de ese tipo de medicamentos

26 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

No queremos sufrir y nuestra tolerancia al dolor psíquico es cada vez menor. El diagnóstico, en el que coinciden varios de los psiquiatras y expertos consultados, puede explicar, en parte, el gasto en antidepresivos que registra la factura farmacéutica gallega. Y es que, según los datos facilitados por la Consellería de Sanidade, el coste para las arcas públicas de ese tipo de medicamentos supuso el año pasado un total de sesenta millones de euros, el 45% del gasto total de los fármacos asociados al área de salud mental, muy por encima de otros tipos como los antipsicóticos, los hipnóticos y sedantes o los fármacos para la demencia. Y ese porcentaje es igual al registrado en el 2008.

Paralelamente, un estudio realizado por la farmacéutica Pzifer ubica a Galicia como la segunda comunidad española en consumo de antidepresivos per cápita, por detrás de Asturias. Con todo, algunos de esos medicamentos son utilizados también en otras especialidades. Un ejemplo claro son los ansiolíticos que se utilizan a veces en traumatología.

Los datos, que no han podido ser cotejados con las cifras oficiales que maneja el Ministerio de Sanidad al no haber tenido acceso a las cifras desglosadas, invitan a preguntarse qué es lo que ocurre en Galicia. ¿Hay factores climáticos que aceleran las enfermedades de tipo mental o hay otras razones?.

El lucense Francisco Vidal Pardo, miembro de la Sociedad Española de Psiquiatría, explica que hay enfermedades de psiquiatría mayor como la esquizofrenia que son invariables. Pero junto a estas, hay desajustes de la vida cotidiana que cambian en función de las circunstancias. «Hay patologías de ese tipo que están asociadas a factores como el paro, la inmigración, el desarraigo o el abuso de ciertas sustancias. Para el que las padece implican un gran sufrimiento, algo que no perciben pacientes con patologías más graves. Porque a alguien que dice que ve cosas, mientras no le lleves la contraria, está tan feliz», apunta.

Cambios

En ese tipo de trastornos relacionados con los «problemas de la vida» también pueden influir cambios como la llegada de las estaciones. «El incremento del ciclo de la luz en primavera aumenta el riesgo de sufrir una depresión, igual que el calor produce mayor irritabilidad. Pero todo ello acostumbra a influir cuando hay alguna patología previa», comenta.

El problema es que muchas veces esas patologías leves copan los recursos que tiene la Administración para atender toda el área de salud mental. Eso es lo que apuntan desde la Federación de Asociacións de Familiares de Persoas con Enfermidade Mental de Galicia (Feafes). En este sentido, comentan que el incremento de recursos que ha experimentado esa área médica en los últimos años acaba copado por esas patologías leves que llenan las consultas en las áreas de atención específica. El problema está, muchas veces, en la medicalización de los problemas de la vida.