La procesión del Cristo reúne a miles de fieles en su bicentenario

Jorge Lamas Dono
Jorge Lamas VIGO/LA VOZ.

SOCIEDAD

La multitudinaria manifestación religiosa de Vigo tiene su origen en la victoria sobre las tropas napoleónicas

02 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

No es una procesión al uso. No sale el santo y los fieles se apiñan tras él. No. La procesión del Cristo de la Victoria de Vigo dura todo el día, con diferentes grados de intensidad. Aunque la talla barroca recibe su único baño de luz solar anual a partir de las 19.30 horas del primer domingo de agosto, desde muchas horas antes, los fieles-creyentes y no tan creyentes-emprenden el peregrinaje, portando velas, esperanzas o penitencias. Aquí radica lo increíble de las cifras. La policía local señala siempre la misma: más de doscientas mil personas. Es imposible contarlas, pero sí afirmar que son decenas de miles.

A las diez y media de la mañana, todos los bares de las calles adyacentes a la concatedral estaban ya repletos de devotos demandantes de un desayuno que los repusiera de su anticipado peregrinaje. A mediodía continuaba el flujo. Algunos en silencio y descalzos. Otros, en animada charla con sus acompañantes. No obstante, el grueso de fieles se concentra a la hora oficial. Es cuando se puede ver repleta la plaza de O Berbés. O como se confunde la gente que ya alcanza la concatedral con los que todavía no han iniciado el recorrido de dos kilómetros y medio.

La manifestación religiosa comenzó hace dos siglos, al año siguiente de que los vigueses expulsaran a los franceses de su todavía villa. Aquella victoria dio origen a esta procesión, aunque no al calificativo del Cristo, que ya se usaba en el siglo XVIII. Y la procesión ha crecido al mismo ritmo que la ciudad.

Por una paradoja del destino, aquella procesión que comenzó como una acción de gracias por la victoria sobre los franceses, tuvo este año como protagonista destacado a un compatriota de Sarkozy. Pierre Ianni, director de la planta viguesa de PSA Peugeot-Citroën, fue el encargado de portar el guión de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Victoria, un honor reservado a personajes destacados de la vida viguesa.

Pero no fue la única novedad que presentaba el bicentenario. Por primera vez, una mujer se sumaba a la cuadrilla de carreteros que portan la imagen del Cristo. Dicen que le costó veinte años convencer a la cofradía, pero ayer empujaba con la fuerza de la fe y la constancia. Curiosamente, desde hace cinco años, otra mujer preside por primera vez en la historia esta cofradía.

Sin himno de España

También fue patente la aplicación de las nuevas ordenanzas militares decretadas por el actual Gobierno.

Por primera vez en la historia, la salida de la talla del templo vigués no fue recibida con los sones del himno español por la banda de la Brilat. El hecho fue recriminado sin demasiado brío por un par de personas presentes en la plaza de la Colegiata.

El presidente de la Xunta, el delegado del Gobierno, algún conselleiro y los ediles del PSOE y PP sí estuvieron presentes en este acto, al que desde hace años no acude de forma oficial el grupo municipal del BNG.