Rehabilitarse a lo Tiger Woods

Tatiana López

SOCIEDAD

Decenas de famosos tratan de poner fin a sus adicciones en clínicas de lujo cuya efectividad ha sido puesta en entredicho

21 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Pasa casi todo su tiempo haciendo yoga, no tiene contacto con el mundo exterior y recibe masajes diarios en una habitación privada. Tiger Woods, el golfista más importante de todos los tiempos y cuya adicción al sexo se convirtió en dominio público en los últimos meses, nunca imaginó que su proceso de rehabilitación podría ser tan placentero como su propio pecado gracias a su ingreso en una exclusiva clínica en la ciudad de Miami. Su caso no es, sin embargo, una excepción en un país donde decenas de famosos cuentan estos días con miles de clínicas de lujo donde poner fin a sus vicios, o, por lo menos, escapar de la prensa.

Consideradas como un negocio en alza, sobre todo en Estados Unidos, se calcula que en el último año al menos una docena de clínicas de rehabilitación de lujo han abierto sus puertas solo en el estado de California, entre ellas el famoso centro Promesas, donde por 33.000 dólares al mes cualquiera con problemas de alcoholismo o adicción al sexo puede participar en un programa de 30 días.

Promesas, que cuenta en su lista de clientes habituales con nombres de la talla de Charlie Sheen o la mismísima Lindsay Lohan, ostenta también uno de los índices de reincidencia más altos, lo que en los últimos tiempos ha llevado a muchos analistas a realizarse la siguiente pregunta: ¿Son estos centros de rehabilitación efectivos de verdad o suponen solo una trampa para clientes que disponen de mucho dinero?

Inyección de realidad

Por una parte, muchos especialistas aseguran que el proceso de rehabilitación debería ser igual para todos los seres humanos, independientemente de su poder adquisitivo.

Desde el otro lado de la barrera, los dueños de estas exclusivas clínicas se defienden asegurando: «La mayoría de nuestros clientes necesitan sentirse en un ambiente seguro y que vaya acorde con sus necesidades diarias», en palabras de Heidi Kunzli, representante del centro-boutique de rehabilitación Beau Monde, entre cuyos méritos está haber sacado de las drogas a la cantante Courtney Love, viuda del cantante de Nirvana Kurt Cobain.

Beau Monde, que abrió sus puertas en el año 2002, ofrece a todos sus clientes la posibilidad de recibir dos sesiones de masajes a la semana, televisión en cada una de sus cinco habitaciones individuales y, por supuesto, un servicio de compra personalizado. Este exceso de privilegios es mucho más estricto en centros como Betty Ford Center, ubicado en el desierto de California y donde, a pesar de tener que pagar la friolera de 20.000 dólares, todos los pacientes están obligados a hacer su cama, recoger sus cosas e incluso cocinar. «Su responsabilidad forma parte de la terapia tanto como el tratamiento químico que reciban para tratar sus adicciones», aseguraba hace poco a la cadena NBC el director de esta organización, John Schwarzlose. Una última opción para los famosos con problemas es la vía adoptada por el guitarrista Eric Clapton quien, tras sufrir problemas de alcoholismo en los setenta, decidió no buscar una clínica especializada: abrió la suya propia en la isla de Antigua.