Lovelock pide más energía nuclear y menos renovables para poder «sobrevivir»

Efe

SOCIEDAD

El autor de la teoría Gaia, que recibió el premio Fonseca de la USC, asegura que «no hay vuelta atrás» en el proceso de calentamiento global.

06 oct 2009 . Actualizado a las 20:03 h.

El científico británico James Lovelock, autor de la teoría Gaia, que considera la Tierra como un organismo vivo autorregulado, abogó este martes por invertir más en energía nuclear y menos en renovables para atenuar lo que en su opinión es un imparable proceso de cambio climático y permitir que la humanidad pueda «sobrevivir».

«La energía renovable nunca podrá proveer suficiente» electricidad, excepto en un futuro en zonas como el sur de España o el desierto del Sahara, comentó Lovelock, que ha sido invitado por la Universidad de Santiago de Compostela (USC) para entregarle el premio Fonseca de divulgación científica.

«No podemos ir emitiendo dióxido de carbono a la atmósfera, algo inevitable al quemar carbón o petróleo, y atraer el dióxido de carbono y enterrarlo representa una visión que no se producirá hasta dentro de 40 o 50 años, cuando ya sea demasiado tarde», comentó Lovelock en una conferencia de prensa, en la que reconoció tener una visión apocalíptica del planeta.

Indicó que, en Francia, la energía nuclear permite producir la electricidad necesaria y consideró que «el problema de los residuos nucleares ha sido ampliamente exagerado».

Subrayó que «los residuos que una simple planta nuclear produce al año caben en un coche», mientras que el dióxido de carbono generado por el ser humano equivale a «una montaña de 1,5 kilómetros de altura y 20 kilómetros de circunferencia en su base».

En ese sentido, se declaró dispuesto a enterrar residuos nucleares fuera de su casa ya que «no es peligroso» porque puede ser neutralizados y «no representan amenaza alguna», comparado con el dióxido de carbono que «eso sí que es una mortífera basura que nos matará a todos si continuamos produciéndolo».

Opinó que «no hay vuelta atrás» en el proceso de calentamiento global planetario, ya que «es como si hubiéramos puesto la pistola en la sien y apretado el gatillo».

Por eso, continuó, «aunque todo el mundo cesara mañana de quemar combustibles fósiles» la Tierra «se volvería más caliente, no más fría», ya que las partículas en suspense que reflejan los rayos solares no tardarán en caer «hasta dentro de unos doscientos años».

Lovelock dijo tener una visión «apocalíptica en varios sentidos» al afirmar: «Si tengo razón, puede que sólo haya mil millones de personas que puedan sobrevivir a finales de este siglo», de los más de seis mil millones actuales.

Afirmó que «no es cuestión de sentirse culpable» porque el ser humano «no procedió deliberadamente a destruir el planeta, ya que cuando empezó a hacer fuego hace al menos un millón de años no tenía idea de las consecuencias».

Sin embargo, opinó que, en base a su teoría, el ser humano no es más que un elemento que, como la fotosíntesis, interactúa con el planeta y es un «experimento de la evolución» que no se puede mirar desde una perspectiva moral.

«En el ultimo millón de años el ser humano ha sufrido siete cambios climáticos de 5 grados centígrados similares al que nos enfrentamos, que van desde la edad de las glaciaciones hasta el periodo interglaciar», dijo, y «en uno de ellos, los genéticos consideran que sólo quedaron unas 2.000 personas y que descendemos de ese pequeños número».

Abogó por que en la cumbre sobre el cambio climático prevista para diciembre próximo en Copenhague, los jefes de estado y de gobierno adopten medidas para que «al menos la mitad del dinero y la energía que utilizamos sea invertida en la adaptación a la supervivencia y menos en intentos en vano de usar energías renovables para afrontar el cambio climático».

Según el científico, las energías alternativas representan «un negocio beneficioso» que atrae a las empresas interesadas en «comerciar con dióxido de carbono» y otras iniciativas en las que se pueden obtener subsidios de los gobiernos, «pero no dan respuesta al problema», advirtió.

Señaló que de acuerdo con los modelos de predicción, Galicia, al igual que Reino Unido o Irlanda, verán atenuadas las consecuencias del calentamiento global «porque el océano mantendrá el fresco, pero la mayor parte de Europa se convertirá en un desierto como el Sahara».

Sin embargo, advirtió de que «el problema no será tanto el calor sino la producción de alimentos», y subrayó que zonas como la India, China o Norteamérica «tendrán climas intolerables», tal vez en tan sólo un centenar de años, aunque eso son sólo «hipótesis», subrayó.