¿Sirven de algo las mascarillas?

SOCIEDAD

La OMS recuerda que las máscaras quirúrgicas solo valen para que el portador del virus no lo expulse al exterior, mientras que su uso masivo puede desatar la psicosis

01 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Gente en el metro con la boca tapada con mascarillas. Ejecutivos andando por la calle protegiendo sus vías aéreas, las manos entrelazadas de unos novios envueltas en guantes de látex... La gripe tiene estas imágenes y entre la población puede extenderse la creencia de que es necesario usar este tipo de métodos barrera para evitar el contagio. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Tanto la OMS como el Ministerio de Sanidad tienen claro que, si bien las máscaras y guantes son muy útiles en determinadas situaciones, su uso generalizado no reportaría beneficios y sí aumentaría la psicosis.

Tal y como dijo ayer la comisaria europea de Sanidad, Androulla Vassiliou, «debemos ser prudentes, vigilantes, estar preparados y no debemos entrar en pánico». Por eso, las autoridades aconsejan calma y los expertos explican por qué.

Dos tipos de máscaras

Primero, hay que destacar que existen dos tipos de mascarillas: las quirúrgicas (o sencillas) y las de protección o respiradores (que llevan filtros). Solo estas últimas protegen, y no al 100% en ningún caso, de la gripe.

Las mascarillas quirúrgicas o de tela sencilla tienen como función no infectar al paciente, que en un quirófano queda expuesto a todo tipo de virus. Funciona a partir de un razonamiento sencillo: el aire de la nariz y la boca sale a gran velocidad y de frente, y las partículas grandes (entre 3 y 8 micras, teniendo en cuenta que una micra equivale a 0,001 milímetros) impactan contra la mascarilla y no salen al exterior. También limita ligeramente el acceso de partículas al respirar, pero el aire de dentro de la máscara solo es entre 1,5 y 3 veces más limpio que en el exterior. Por eso, usarla como forma de evitar contagios es absurdo, pero además peligroso, ya que da la sensación de falsa seguridad.

Esta mascarilla es aconsejable para una persona con síntomas de gripe que haya estado en México o en contacto con alguien llegado recientemente del país, y la puede usar antes de contactar con el médico -algo que, por otra parte, debe hacer de forma inmediata- para no contagiar a nadie de su entorno.

Las mascarillas por tanto que debe portar una persona para evitar caer enferma son las de protección, elementos mucho más sofisticados. En España deben estar homologadas y se dividen en tres categorías: FFP1, FFP2 y FFP3, según el grado de protección que ofrezcan.

La mascarilla de protección necesita un ajuste mucho mayor que la quirúrgica, porque si no se ciñe a los lados de la boca o a la nariz, las partículas pueden entrar sin problemas en el cuerpo. Bien colocadas y cambiándolas diariamente, el aire dentro de estas máscaras es entre 4 y 50 veces más limpio que en el exterior. Las máscaras aconsejables para personas en contacto directo con enfermos de gripe llegados de México son las de nivel FFP2 o FFP3.

Falsa sensación de seguridad

Un peligro añadido al uso indiscriminado de las máscaras -aunque sean de máxima protección y se cambien cada ocho o diez horas- es que se tiene la falsa sensación de seguridad, tal y como cree el doctor Ronald Cutler, del departamento de Biomedicina de la Universidad de Londres: «La máscara no es un traje. Solo cubre una parte del cuerpo, mientras que las manos y ropas puede tener esos virus e infectarte después».

Ante todo lo anterior, el Ministerio de Sanidad desaconseja radicalmente utilizar mascarillas por la calle, y se apoya en que los casos sospechosos en España se están tratando en los hospitales y todos, incluso los que sí tienen la nueva gripe, evolucionan muy bien.