La erupción de un volcán en Indonesia en 1815 dejó a España con temperaturas de 15 grados en verano

R. R.

SOCIEDAD

25 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Fue un año sin verano. Hace casi doscientos años, en 1816, el Sol estaba tapado por un enorme filtro de ceniza, gases y polvo que dejó un panorama sombrío en la Península. Insólito incluso: en Madrid, las temperaturas bajaron de los 15 grados en los meses de julio y agosto, cuando lo habitual es que superen los 30. Pero el otoño no fue mejor: los picos catalanes de Montserrat y Montseny se cubrieron de nieve y el río Llobregat se heló.

¿Qué anomalía climática provocó tal distorsión? Ninguna. Casi doscientos años después, un equipo internacional de científicos, con participación española, ha encontrado la respuesta a un fenómeno que afectó a casi todo el planeta, pero que se vivió de forma especial en la Península: fue la erupción del volcán Tambora (Indonesia), a miles de kilómetros de distancia, lo que provocó un desbarajuste climático global que también alcanzó a España. El volcán había entrado en erupción en 1815, pero su impacto se dejó notar un año después.

El estallido del Tambora es probablemente, según el investigador Ricardo García Herrera, de la Universidad Complutense de Madrid, «la mayor erupción registrada en tiempos históricos». Pero este fenómeno trajo consecuencias que no se limitaron al clima, sino que también afectaron a la agricultura. «Las bajas temperaturas hicieron que muchas cosechas no llegaran a madurar o, si lo hicieron, dieron una producción muy escasa y tardía», precisa García Herrera, miembro del equipo que analizó la producción agrícola en la Península de 1816 a 1817, cuando estuvo afectada por la erupción, y la comparó con la del período 1871-1900. El frío y la humedad del verano de 1816 provocaron la mala calidad de las frutas y el retraso en la maduración de viñedos y cereales. Lisboa y Cádiz se llevaron la peor parte.