La plataforma de hielo antártico Wilkins, a punto de ceder

SOCIEDAD

21 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«Hemos venido a la plataforma de hielo Wilkins para ver su agonía». David Vaughan, científico del Servicio Británico de la Antártida, no pudo ser más explícito nada más aterrizar en el gigante de hielo que está a punto de desmoronarse y en lo que muy probablemente puede haber sido el último viaje en avión a la parte más estrecha de la barrera de hielo. Esta franja, ahora erosionada y de apenas cuarenta kilómetros de largo y de 500 metros de ancho en su parte más estrecha, es la que sostiene a la plataforma Wilkins del continente. En 1950, la franja medía casi cien kilómetros de ancho.

«Realmente se podría ir en cualquier minuto», explicó Vaughan a la agencia Reuters, cuyo equipo ya se había desplazado el pasado año a la zona para dar la voz de alarma ante un fenómeno que ahora se está cumpliendo. «Milagrosamente -dijo-, hemos vuelto un verano más tarde y sigue allí. Pendía de un hilo el año pasado, este año cuelga de un filamento».

La plataforma Wilkins llegó a cubrir un área de 16.000 kilómetros cuadrados, una superficie equivalente a la de Irlanda, pero en sucesivos desmoronamientos ha cedido un tercio de su extensión. Aun así, hoy en día todavía ocupa un tamaño similar al de la isla de Jamaica pero, una vez que el hielo se rompa, es probable que el mar arrastre gran parte de sus restos.

En marzo pasado, cuando los científicos británicos habían lanzado la primera advertencia, se había desgajado de la plataforma un bloque de hielo de 569 kilómetros cuadrados, el equivalente a cinco veces la superficie de la ciudad de Vigo y aproximadamente 15 la de A Coruña.

De esta forma se convertirá en la décima plataforma helada de la Antártida en colapsar. En los últimos cincuenta años han desaparecido otras nueve, algunas abruptamente como el Larsen A, en 1995, o el Larsen B, en el 2002. En total, los expertos calculan que han desaparecido en torno a 25.000 kilómetros cuadrados de hielo.

Sin efecto en el nivel del mar

La desintegración de estos gigantescos témpanos, al igual que ocurrirá con el Wilkins, no tendrá ningún efecto, sin embargo, en un posible aumento del nivel del mar, ya que se trata en buena parte de hielo que está sumergido en el agua.

En todo caso, la progresiva desintegración de las plataformas antárticas, situadas en la península del continente, supone, según los científicos ingleses que desde hace años vienen realizando el seguimiento de la zona, una prueba más del calentamiento global.

Una muestra contundente de esta situación es lo que ocurre en la Península Antártica, en la que la temperatura se ha incrementado en tres grados desde 1950, un aceleramiento muchísimo mayor del registrado de media planetaria. En el resto del continente blanco, en cambio, las temperaturas se mantienen o incluso en muchos puntos experimentan descensos. O al menos esto es lo que se creía hasta ahora, ya que en un estudio científico que esta semana publicará la revista Nature se avanza que en los últimos años la Antártida ha sufrido un calentamiento general.