Las dificultades propias del hiperactivo para retener y generalizar aprendizajes van más allá de lo académico. Por eso se deben incluir enseñanzas relacionadas con lo que se puede o no se puede hacer. Por ello, al no retener las normas de comportamiento, los castigos parecen ineficaces. Además, su propia inquietud es confundida muchas veces con un mal comportamiento, lo que lleva a castigarle en exceso sin motivos reales y a crear una costumbre al castigo que lo convierte en ineficaz.
Por eso, el entorno escolar del niño debe estar informado y conocer bien los síntomas del TDAH, tanto para asesorar a los padres en la derivación a un especialista como para comprender las necesidades específicas del niño. La colaboración entre el colegio y la familia es fundamental para lograr un éxito en el tratamiento. En muchos casos, el pequeño necesitará una valoración pedagógica que determine sus necesidades académicas y desarrolle un plan de intervención conductual.
Por su parte, los padres necesitan conocer el TDAH y sus síntomas, tanto para aceptar y entender a su hijo como para mejorar su relación con él y aplicar las recomendaciones que reciban de los especialistas. Aplicar en casa las intervenciones educativas y conductuales apropiadas es la clave en el desarrollo del niño, para lo cual necesitarán en todo momento estar asesorados por especialistas. También tienen que estar en buena comunicación con el colegio para trabajar en sintonía.