Científicos y Xunta buscan métodos para frenar el «cáncer» del pino

Xavier Lombardero

SOCIEDAD

04 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La Xunta y la Estación Fitopatolóxica do Areeiro, en Pontevedra, van a colaborar en la búsqueda de una solución para un problema grave que afecta a los pinares cantábricos, entre ellos los gallegos: el cáncer del pino, provocado por un hongo exótico, Fusarium circinatum, detectado por primera vez en Galicia en el 2004 y conocido hace un decenio en el País Vasco. Los resultados de un estudio del 2006 sobre la incidencia de esta enfermedad que acaba con los pinos apuntaba que, de las 102 muestras recogidas en masas de Pinus pinaster y Pinus radiata en la provincia de Pontevedra, el 61% estaban afectadas por el hongo patógeno.

Investigadores de O Areeiro y la Politécnica lucense analizaron entonces la semilla de piñas recogidas de los árboles. Ahora el objetivo será realizar prospecciones y encontrar clones resistentes a la enfermedad, seleccionándolos genéticamente, para lo que el Consello de la Xunta acaba de autorizar un convenio con un presupuesto de 205.000 euros con el fin de investigar plantones del vivero de Medio Rural en Sergude, que lleva años con posibilidad de producción, pero bloqueado por este mal.

De la gravedad del problema da fe que el Fusarium circinatum es un hongo de cuarentena dentro de la UE. Es decir, una vez detectado un foco, debe comunicarse y se aplican medidas radicales in situ por incineración y sobre el movimiento de semilla, planta de vivero y madera contaminada, que no se puede exportar a menos que el aserradero le aplique un tratamiento térmico. La declaración de zona contaminada abarca al menos dos años antes de considerar erradicado el foco.

Pedro Mansilla, director de la referida estación fitopatológica de la Diputación de Pontevedra, señaló que es muy difícil combatir este hongo. Se disemina a través del viento, agua, insectos y suelo. Ha llegado incluso a las flores de los pinos. Y no hay un remedio eficaz, lo único que se puede hacer es controlarlo extremando el cuidado a la hora de realizar las podas, desinfectando con lejía todas las sierras y útiles, y utilizar simientes y plantas certificadas que hayan recibido tratamiento de calor o con fungicidas. Una de las dos cepas del hongo identificadas es más virulenta que la otra.

Climas templados

Al parecer, en Galicia y Asturias, el hongo se detectó por primera vez en unos viveros. La alta incidencia en Pontevedra puede deberse a que el hongo progresa sobre todo en climas húmedos y templados. Los incendios y períodos de sequía tampoco han ayudado a su control, pues se propaga ayudándose de insectos escolítidos que perforan árboles debilitados. La aparición de este hongo -procede de América del Norte- en Galicia, Asturias y Cantabria supuso el primer caso declarado oficialmente en la UE. Los síntomas pueden confundirse en ocasiones con los de otros hongos típicos: pudren raíces y secan el cuello de las plantas.

En los pinos de climas atlánticos también se registran daños en ramillos y acículas por los hongos Sphaeropsis sapinea y Mycosphaerella pini en la especie radiata, además de la ya típica plaga de procesionaria, un lepidóptero defoliador, que se ha combatido con la captura masiva de machos mediante trampas con feromonas.