La reforma de la ley gallega de drogas provoca un rechazo general

E. Álvarez / M. Alfonso / L. Díaz

SOCIEDAD

El punto más conflictivo es la inclusión del vino en la legislación, a la que se oponenconsejos reguladores y sindicatos

29 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El anteproyecto de la nueva ley de drogas de Galicia se ha encontrado con un rechazo frontal no solo por parte de sectores implicados como el del vino, sino de entidades juveniles, sindicatos agrarios, editores de prensa, partidos de la oposición e incluso socios de Gobierno. Dos son los temas más polémicos, la inclusión del vino y otras bebidas fermentadas en una norma que regula sustancias adictivas y la «criminalización» que, según numerosas entidades, se hace con el botellón.

Tras las críticas de los cinco consejos reguladores del vino -que ya se opusieron en el 2004 a la reforma que pretendía hacer el Gobierno de Fraga y que finalmente dio marcha atrás-, han surgido muchas otras. El PP recuerda que el vino es el primer producto del sector agrícola y que no se puede querer resolver un problema como es el botellón «creando otro». «No es de recibo meter en el saco de las drogas al vino -apuntan-, y es un contrasentido que con el antecedente que hubo con la ministra Salgado [que tuvo que retirar la normativa estatal ante la contestación social], la conselleira haga lo mismo». Los populares esperan la respuesta de Medio Rural, que está poniendo en marcha programas para potenciar el sector del vino, «lo que evidencia una contradicción». El propio conselleiro de Medio Rural apuntó que la nueva ley no debe erosionar el sector vitivinícola. De todas formas, Suárez Canal recuerda que ya había una serie de artículos en la ley del 96 que recoge la actual. De un modo similar se posicionó el BNG, quien pese a reconocer que el proyecto aún está en fase de alegaciones, admite que hay elementos a los que «precisarían darlle unha saída», como es el tema del vino y la criminalización de algunas prácticas de la juventud como el botellón. Claramente crítico se ha mostrado el Consello da Xuventude de Galicia, en el que se integran por ejemplo Galiza Nova o las propias Xuventudes Socialistas de Galicia, que aseguran que la norma no fue dialogada «en absoluto», y que criminaliza las reuniones de jóvenes en el famoso botellón. ¿Y qué dice la Consellería de Sanidade ante esta avalancha? María José Rubio explicó que la ley no va en contra del sector del vino sino que pretende proteger a los menores de edad de posibles conductas adictivas, y avanzó que se ha ampliado una semana el plazo de alegaciones.

Inquietud en los consellos

Lo que más preocupa en Rías Baixas es la equiparación del vino con sustancias estupefacientes. «Es que ya no te pueden tachar de nada peor», asegura el gerente del consejo, Ramón Huidobro, y recuerda que el vino no es una bebida frecuente en fiestas como los botellones. «Estamos moi preocupados de que se equiparen os nosos negocios cos do mundo das drogas», argumenta Xavier Zas, de Condes de Albarei. «Nuestras críticas van enfocadas al título de la normativa, ni siquiera debatimos los artículos», añade Juan Vázquez, de Martín Códax.

«Non vexo como se pode compaxinar a protección ambiental dos viñedos cunha lei que mete no mesmo saco o viño, o tabaco a ludopatía e o consumo de cocaína», opina el presidente del consejo regulador Ribeira Sacra, José Manuel Rodríguez. Según él, el sector vitivinícola tiene entidad y particularidades suficientes para que se le aplique una normativa específica, como venía sucediendo hasta ahora con el Estatuto de la Viña, el Vino y los Alcoholes. Fernando González, de la bodega Algueira, lamenta que Sanidade haya desempolvado los planteamientos que aparcó el Gobierno central. «El botellón se soluciona con políticas educativas y familias responsables, no culpabilizando a un sector para lavar la mala conciencia», opina.