La Iglesia de la Cienciología ha obtenido recientemente una sentencia de la Audiencia Nacional que le reconoce el derecho a ser inscrita en España como otra confesión religiosa más. Tras varios años de contenciosos judiciales con el Estado, al final pueden llevar a cabo su labor doctrinal sin ocultarse.
-¿Qué consecuencias tiene para la Cienciología la sentencia de la Audiencia Nacional que los reconoce como iglesia?
-Por fin un tribunal, y consecuentemente la Administración, ha reconocido nuestra identidad religiosa, que llevamos promulgando en España desde los años ochenta. A nivel fiscal, no hay ningún beneficio distinto al que pueda tener cualquier otra asociación sin fines lucrativos. Realmente significa el fin a una era en la que hemos tenido que defender nuestro derecho a ser una iglesia.
-¿Y qué ventajas tiene ser iglesia y no una asociación no lucrativa?
-Son cosas diferentes. Una asociación tiene una función, y una iglesia, otra. La iglesia se dedica al ser espiritual, ayudarle a ser consciente de su existencia eterna y de cuál es su relación con el universo y con el creador.
-¿Por qué tiene distintos nombres en diferentes países?
-Su nombre original es Scientology; en España, en los ochenta, el americanismo no era algo querido y la palabra se tradujo por Cienciología. Pero esa palabra induce a creer que es la ciencia que estudia la ciencia, y no es eso. Es el estudio del conocimiento. Creemos y promulgamos que la salvación eterna es a través del conocimiento. Cuanto más te conozcas a ti mismo y a tu entorno, más fácil será llegar a esa felicidad.
-¿Qué les responde a quienes los acusan de ser un negocio?
-Los tribunales ya se han pronunciado sobre eso, y han dicho inequívocamente que aquí no hay nada de negocio. Que hay un método de financiación; sí, como cualquier grupo que quiera sobrevivir. Hay gente que dona su tiempo, y otros dinero, para que se promulgue su doctrina y se hagan las campaña sociales que realizamos.