Polémicos desnudos benéficos

P.Iglesias

SOCIEDAD

Futbolistas, bomberos, amas de casa... todos los sectores se apuntan a enseñar sus encantos para un calendario.

19 dic 2007 . Actualizado a las 21:27 h.

Para recaudar fondos para los niños pobres, por una educación más completa, contra el maltrato de los animales, contra la violencia doméstica... la lista de motivos por los que un grupo de personas decide desnudarse (y venderlo en forma de almanaque) hoy en día, es infinita pero el fin último es el mismo para todos: conseguir publicidad.

La idea puede ser simpática, audaz en muchos casos y hasta original en otros pero cuando el fenómeno se repite cada semana... deja de ser novedoso y original y se transforma en una moda que para muchos resulta antipática y muy molesta. El caso más reciente está en las portadas de todos los periódicos: El calendario de las azafatas de Ryanair crea polémica por sus provocadoras fotos, rezan los titulares. Y es que, el utilizar el cuerpo de una mujer para vender, ya no está de moda. ¿Y el de los hombres? Que se lo pregunten a los bomberos de Arteixo, a los de Redondela o a los vecinos de Cambados, que se han quedado sin fotoblog... Estos casos son meramente ilustrativos. La lista es infinita.

Así, la polémica viene servida en bandeja de plata. Estos calendarios se han convertido (lejos de su intención inicial) en el punto de mira de críticos de todos los sectores. Todas las asociaciones feministas protestan por el desnudo de ambos sexos, las de consumidores lo hacen por lo ilícito del método para vender y los expertos en publicidad, fotografía, maquillaje... por la poca profesionalidad con la que se realizan. Por no hablar de los «expertos en todo» que debaten en la cafetería sobre lo moral e inmoral. Todos tienen algo que decir.

Al principio se intentaba, al menos, que las fotos tuviesen cierta calidad y gracia y que las/los modelos no carecieran de algunos encantos anatómicos que justificasen el desnudo y la exhibición. En definitiva, que, de algún modo, gratificasen al comprador del calendario, quien además de contribuir a una hipotética buena causa tenía, al menos, la oportunidad de recrearse la vista. Pero, eso tampoco parece tener importancia: una anciana inglesa de 102 años se desvistió hace dos días y posó en un pub inglés para un calendario que busca fondos con destino a los niños de un equipo de fútbol. En un pueblo de Salamanca, Serradilla del Arroyo, han sido siete las madres que se han desnudado y han editado con el reclamo de sus cuerpos serranos, un almanaque con el que pretenden obtener dinero para las actividades extraescolares de sus retoños. En Ourense, las mujeres de Coles lo hicieron para pagar las fiestas... El caso es que, ahora mismo, según se aproxima la Navidad, aparecen como de debajo de las piedras, grupos de personas solidarias con ganas de un Full Monti estático que, al margen de sus intenciones caritativas, esconden (según psicólogos y ciudadanos de a pie) un enorme afán exhibicionista, pocos complejos y muchas ganas de divertirse (como el videoclip del grupo musical Los Tío Carlos contra los complejos o el estriptis en el metro de Nueva York).

Sólo queda esperar que esta moda pase y se vuelva al gusto de Pirelli o de Tunick que instauraron el desnudo mensual como algo artístico, cuidado y meramente publicitario.