La bajura sustituye al crucero

La Voz CH. C. | REDACCIÓN

SOCIEDAD

RAMÓN LEIRO

Pesqueros que enrolan a turistas y guías que son mariscadoras: Galicia reinventa las vacaciones en el mar

19 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Lo que comenzó siendo una reacción de defensa contra el furtivismo es ahora una fuente de recursos más. El verano pasado, las mariscadoras de Arousa tuvieron que calzarse el uniforme de faena para evitar que la facilidad con la que se encuentra marisco en las costas gallegas convirtiese a los turistas en esquilmadores de los recursos de los que vive buena parte de la economía local. Ahora, sin embargo, quienes quieran conocer de primera mano cómo es el mundo donde las centollas engordan, las almejas concentran un sabor especial y las vieiras son legendarias pueden contar incluso con la ayuda de quienes se dedican a extraerlas del mar. En Cambados vieron enseguida las posibilidades de combinar turismo y marisqueo. ¿Quien mejor para hacer de guías de los lugares del litoral más pintorescos que quienes pasan allí la mayor parte de sus vidas trabajando? La respuesta a la pregunta se ha traducido en una amplia oferta para los visitantes que quieran conocer algo más acerca del marisco que el sabor que tiene una vez cocinado y servido en el plato del restaurante. Una ruta por lo mejor de las concesiones costeras, con paseo incluido por los barrios marineros y una parada en la lonja le saldrá al turista por mucho menos de lo que cuesta una ración de navajas. Por tres euros hasta se llevará una concha de vieira como recuerdo. La medida ha resultado tan exitosa que las cofradías de la vecina ría de Pontevedra ya estudian copiarla y han hecho viajes para conocer cómo trabajan sus colegas arousanas. Pero para quien un paso por las costas no sea suficiente, en el puerto de Lira hay marineros dispuestos a enrolar en sus barcos a turistas audaces. Aquí no llega con ser un espectador. El visitante debe dejar de serlo para transmutarse en un trabajador más. Además de tirar de los cabos, arrojar nasas y redes por la borda en busca de capturas y, a ser posible, contribuir a que el barco llegue a puerto con la bodega llena, le espera un madrugón para salir a faenar con la primera luz del alba. ¿Quien ha dicho que las vacaciones en el mar son para descansar?