«Para hacer historia creo en la distancia, no en el compromiso»

JOEL GÓMEZ SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Estudió la «paz simulada» durante la guerra fría y valora que «ahora cuesta pensar que se produzca algo parecido»

13 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Natural de Nueva York, Enric Ucelay-Da Cal enseña en Barcelona desde hace casi 40 años, ahora en la Universidad Pompeu Fabra, y mantiene vínculos con especialistas de su área de la USC. Participó en un homenaje a su padre, Ernesto Guerra da Cal, y visitó la exposición sobre Lorca en el instituto Rosalía, en su estancia en Santiago.

-Defiende que hubo una paz simulada en la guerra fría, ¿a qué la atribuye?

-La guerra fría empezó por el terror al ataque sorpresa, como el de 1941 a la URSS y Estados Unidos, y es fruto de la derrota de muchos contendientes. Había que lograr un simulacro de paz, para evitar la sorpresa de la guerra y la destrucción. Ahora existe un mundo muy multipolar para una confrontación de dos grandes partes, cuesta pensar que se produzca algo parecido. Además, las ideologías son muy diferentes.

-¿Ve salidas a la crisis actual?

-Los manuales de historia norteamericana constatan hasta un 25 % de paro en 1932, como si eso significase el día antes del fin del mundo. España está en una situación parecida desde hace tres años. Esta es una crisis nueva, supone un cambio estructural en la naturaleza de las relaciones económicas y la robotización. Se crea un mundo, nuevo que no controlamos. Esto se ve muy claro cuando pasa la crisis, pero el futuro nunca se sabe. Y nunca se repite.

-Es experto en historia del nacionalismo catalán, ¿cómo ve su evolución?

-Ha evolucionado mucho. Al final del franquismo existían unas formas culturales, unas tradiciones y un estilo de ser que, con el idioma, marcaban mucho. Eso cambió con la creación de la Generalitat, y ahora se buscan más unos elementos formales de afirmación diferencial.

-Critica déficits en la historiografía española, ¿a qué se deben?

-Las historiografías de las Españas se han modernizado desde los años sesenta. Pero faltan historiadores que busquen la distancia, todos son comprometidos. Me gusta que el historiador trate hasta cosas que le sean personalmente dolorosas pero para entender qué sucede y para hacer historia creo en la distancia, no en el compromiso. Porque no hay buenos y malos, en todo caso solo hay malos.

-¿Cómo valora el homenaje a su padre en Santiago?

-Desde finales de los años 60 no tenía buena relación con él, pero me parece muy bien que se valore su figura. Aunque no vivo de herencia.

ENRIC UCELAY-DA CAL CATEDRÁTICO DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA