Santiago deslumbró con su ambientación medieval

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Las previsiones de asistencia se quedaron pequeñas

03 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La Feria Medieval de Santiago consiguió un éxito incluso superior al que tenían previsto sus organizadores, que aún ayer seguían sin creerse los excelentes resultados en cuanto a asistencia de público. «Nos habían dicho que si venía muy buen tiempo, la gente se iba a ir a la playa; pero hubo mucha gente ayer (por el sábado) y hoy (domingo) es aún mejor», comentó uno de los encargados de un puesto de comida de Cervantes.

Durante la noche del sábado llegó a ser complicado conseguir un hueco en alguna de las terrazas de los establecimientos de hostelería con ambientación medieval. Poco antes de media noche, los de la pizza casera casi agotaron existencias y el de los kebak rebanaba los «toros» de carne a gran velocidad. En Cervantes, el churrasco y el chorizo a la piedra despertaba el apetito a las cientos de personas reunidas para participar en la fiesta. La concejala de Turismo, Reyes Leis, dijo que era difícil dar un número de visitantes, aunque insistió en que «prácticamente todo el tiempo hubo mareas de personas» recorriendo las calles de la ciudad. Aún era pronto para echar cuentas. Pero en las caras de los vendedores de los puestos de A Quintana se percibía la satisfacción de una feria rentable.

Reyes Leis destacó la buena relación entre los organizadores y los comerciantes y aseguró que, al margen de alguna cuestión puntual, no se produjeron problemas entre ambos. Leis indicó que los productos de alimentación que se vendieron en la feria fueron adquiridos por los feriantes en los comercios del Casco Histórico; es decir, «la carne en carnicerías de la zona; la fruta y verduras, también», lo que permitió generar un ambiente de colaboración entre feriantes y comerciantes. Por otro lado, los organizadores de la feria colaboraron para situar correctamente las terrazas de los establecimientos de hostelería de manera que no se sintieran perjudicados.

En cuanto a los resultados económicos, algunos vendedores de la feria se mostraron satisfechos con los resultados, ya que «hubo mucha gente y eso siempre deja mejor resultado», comentó una de las vendedoras de bisutería de cuero. En uno de los puestos de plata comentaron que, aunque «es la primera vez que vengo a Santiago, vendí muchas cosas de las baratas y también alguna de las caras, sobre todo, a extranjeros». Un grupo de turistas japoneses fueron los mejores clientes de uno de los puestos de joyería, donde también contaron con clientes alemanes y franceses.