Los arrullos del Atlántico

José Manuel Orriols

SANTIAGO

Una vieja leyenda cuenta que todos los años acude aquí una mujer citada con el espíritu del conde y que se sienta a esperarlo en un banco de la muralla.

12 ago 2011 . Actualizado a las 18:30 h.

Poco podía pensar Diego Sarmiento y Acuña, que nació en Gondomar en el año 1567 y que fue gobernador de la gente de guerra de Baiona, que la fortaleza que le sirvió de residencia en la península de Monterreal, desde la que hizo frente a las invasiones de los corsarios de Drake, iba a ser uno de los establecimientos emblemáticos de la red de paradores españoles. Los mismos sonidos del mar que acompañaban sus estancias en Baiona son los que hoy arrullan a los huéspedes de este hotel de cuatro estrellas.

El edificio, entre pazo gallego y fortaleza, está rodeado por tres kilómetros de murallas que se hicieron sobre las que ya existían, construidas por los romanos en el siglo II antes de Cristo. Fueron los Reyes Católicos los que las levantaron de nuevo para que en aquella zona, llamada Monte do Boi, se refugiasen los habitantes de Baiona cuando eran atacados por los ejércitos portugueses.

El edificio, que desde el año 1966 está dedicado a hotel, se compone de varios cuerpos que ocupan el espacio comprendido entre las antiguas torres almenadas del Príncipe, de la Terraza y del Reloj, que servían para la defensa de la ría frente a los ataques de los piratas ingleses y holandeses. En este recinto se mantienen las antiguas torres defensivas que formaban parte del castillo, así como las puertas de entrada.

Decoración medieval

La majestuosa escalera de piedra que encontramos en la recepción ya nos anuncia lo que luego veremos en su interior: espaciosos salones decorados con muebles castellanos, blasones, bargueños y armaduras de la época, que alternan con patios a modo de claustros.

Desde las habitaciones se domina la ría de Vigo, el puerto de Baiona la Real, que vio llegar en marzo de 1493 la carabela La Pinta con el anuncio del descubrimiento del Nuevo Mundo, y los acantilados de esta abrupta costa del sur de Galicia. También podemos disfrutar de grandes y pequeños arenales que tranquilizan el mar a su alrededor, además de la islas Cíes, lugar privilegiado donde está la playa de Rodas, calificada con frecuencia como una de las mejores del mundo.

Las islas, que forman parte del parque nacional de las Illas Atlánticas, son el lugar de paso de infinidad de aves en sus largos viajes migratorios.

Amplias habitaciones

Este establecimiento turístico ofrece 49 habitaciones dobles, 56 dobles especiales, 12 triples y 5 suites júniores, todas con calefacción, aire acondicionado, acceso a Internet, línea ADSL, televisión interactiva, televisión satélite, radio, caja fuerte, minibar y secador de pelo. Los dormitorios son amplios y con artesonados y suelos en madera. En 1998 se renovó como hotel y en este período se añadieron habitaciones de clase superior y se habilitaron espacios para gimnasio, sauna, yacusi y el salón Monterreal. Cuentan con servicio 24 horas, garaje, aparcamiento exterior, jardín, piscina, pista de tenis, salas de convenciones con capacidad para 250 personas, gimnasio, sauna, tiendas y salones de estar. Otro de los grandes atractivos de este parador es su gastronomía, basada en la cocina tradicional gallega y con los mejores productos del campo y del mar. La lubina con navajas en salsa de grelos, las mariscadas, la ternera de Moaña, la tarta de Santiago y las filloas componen el amplio escaparate gastronómico del parador.