Milladoiro congrega a 360 personas para hacer bolillos

m.m. santiago / la voz

SANTIAGO

Éxito de participación en el segundo encuentro organizado por la Asociación Cultural A Silva

13 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El pabellón polideportivo de Milladoiro (Ames) se transformó ayer en un impresionante taller de bolillos, donde 360 personas procedentes de toda Galicia y de zonas más alejadas como León, Ponferrada, Cartagena, Murcia, Barcelona y Tarragona, se dieron cita para intercambiar trucos y secretos de la técnica del encaje. El encuentro de bolillos, organizado por la Asociación Cultural A Silva, de Milladoiro, fue un rotundo éxito tanto de participantes como de público.

A lo largo del día, con un descanso entre las dos y las cuatro de la tarde, el sonido de los palillos no cesó ni un segundo. Además de la «quedada» para palillar también hubo puestos de venta de encajes, toquillas y, sobre todo, materiales como hilo, lino, palillos y almohadas.

Al encuentro no solo acudieron adultos, también estuvieron ayer varios niños, lo que demuestra que la técnica del encaje está más viva que nunca. Manuel y Ana eran dos de los más pequeños. Ana, de Noia, estaba haciendo un cinturón de encaje empleando uno de los puntos sencillos. Manuel aprende puntos más avanzados. Uno y otro forman parte de familias enganchadas a los bolillos.

Belia, de 84 años y de Limodre (Fene), llegó a los bolillos después de quedarse viuda hace diez años; le sirvió como terapia y ahora es una veterana de los palillos. «Hice dos chales, uno en pico y otro largo; ahora estoy con otro largo, pero también hice otro de lino y muchas cosas más», comenta. Los bolillos «son relajantes, no es difícil, te pasa el tiempo, te olvidas de penas y te engancha; estás deseando tener un rato para palillar y, a la cabeza le va bien, porque la mantienes activa». Mercedes, de O Grove, es monitora desde hace muchos años, y considera que «cualquiera puede aprender, hay que dedicarle un poco de tiempo, en casa y en las clases. Se empieza con puntos sencillos y se aumenta poco a poco». Ana, de Pontedeume, asegura que es una terapia «de relajación, crea adicción, cuando empiezas deseas seguir».

Marieta Salgado, presidenta de la asociación, explicó que los encajes tienen nombres según el lugar de procedencia, por lo que, aunque el de Camariñas sea más conocido, hay encajes artesanales de muchos sitios.