Las instalaciones deportivas de la USC, víctimas de la desidia

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Los destrozos del botellón ajan las infraestructuras del Campus Vida

30 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Debemos intentar cambiar o chip dos que pensan que os bens comúns non teñen valor». La referencia del rector a los que cada fin de semana toman a la brava el Campus Vida y lo convierten en una sala de fiestas al aire libre es una explicación para el estado en el que se encuentran las instalaciones deportivas de la Universidade de Santiago. O al menos parte de ellas.

Y es que un vistazo rápido a los cientos de metros cuadrados reservados a la práctica de diferentes disciplinas deportivas en el seno de la institución académica compostelana revela que el Campus Vida, en este sentido, todavía agoniza. Los destrozos del botellón se suceden semana tras semana en las pistas reservadas al baloncesto, el fútbol y el patinaje. Tanto, que Juan Casares Long explicó en el último Claustro que las canastas se han repuesto en más de tres ocasiones y «o máximo que duraron foi unha semana. O mínimo foi un día». Sin embargo, parece que el equipo de gobierno ha decidido poner manos a la obra y dar una nueva oportunidad a la pista de básket. Esta misma semana, las canastas serán repuestas -una vez más- con la esperanza de que los vándalos sean clementes con ellas y se queden en su sitio una buena temporada, para regocijo de los que quieren lanzar unos tiros tras la época de exámenes que acaba de terminar.

Suciedad y vandalismo

El botellón, en todo caso, no hace diferencias entre disciplinas deportivas. El resto de las pistas del campus han sido coloreadas con decenas de grafitis y en las esquinas todavía permanecen las pruebas del delito: cristales rotos, tapones de botellas, restos de bolsas de plástico...

A la mala imagen también hay que sumar la maleza que comienza a crecer. Por cada grieta del pavimento comienzan a surgir plantas que poco a poco van tomando las pistas. E incluso las gradas.

De todos modos, los estudiantes de la Universidade aluden a un sinfín de problemas dentro de estas instalaciones. Uno de ellos puso sobre la mesa la situación de las infraestructuras durante el último Claustro de la Universidade. Lo primero, el campo de fútbol. «Hai enormes fochancas», explicaba Adrián Dios, lo que supone un «perigo» para los que se calzan las botas y echan a correr detrás de un balón en el Campus Vida. Además, hay que sumar el mal estado de las porterías, que comienzan a estar comidas por el óxido, en las pistas dedicadas al fútbol cerca de la Facultade de Químicas. Y no solo eso. Un paseo por esta zona también revela que las verjas presentan grandes agujeros.

Más peligros: «O pavillón polideportivo ten goteiras», explicaba este estudiante. Que llueva dentro de la instalación es el menor de sus problemas, pues, según sentencian los alumnos, con la práctica deportiva «concéntrase moita humidade» que termina por condensarse y provocar algún que otro resbalón entre los usuarios.

Los que se salvan de la quema, sin embargo, son la piscina universitaria, el estadio de atletismo y las pistas de tenis, unas de las más utilizadas, que a pesar de ubicarse junto a las denostadas canchas de baloncesto, todavía merecen el respeto de las consecuencias del botellón.

Plan de renovación

El proyecto de Campus Vida contempla, dentro del concepto univercidade lo que incluye la «adecuación» de las infraestructuras deportivas.

En concreto, en el 2009 se marcaba como fecha límite el 2012 para la puesta en marcha de las actuaciones encaminadas a modernizar las instalaciones. El anterior equipo de gobierno calculaba que el coste total de los trabajos rondaría los 850.000 euros, que incluían la colocación de césped artificial en el campo de fútbol y la construcción de unos vestuarios. Unos trabajos que serían financiados en parte por la Diputación.