José María versus José Manuel

Xosé Manuel Cambeiro SANTIAGO/LAVOZ.

SANTIAGO

La Consagración es una buena oportunidad para la catedral, pero tienen que estrecharse la mano el Cabildo y Patrimonio

09 ene 2011 . Actualizado a las 02:00 h.

El portazo santo del arzobispo encerró el Xacobeo hasta el 2021 y gira ya sobre sus centenarios goznes la Consagración de la catedral. El Consorcio, en comunión con el Cabildo, es ahora mismo una factoría encargada de confeccionar programas y tramitar patrocinios para la gran causa de la basílica compostelana. Las autoridades pretenden que la cinta métrica no marque la Consagración muy abajo del Xacobeo, a sabiendas del distinto rasero de los acontecimientos.

Junto iniciativas que remarquen el calendario del 2011, el Consorcio ya tiene sus oficinas preparadas para darle la bienvenida a los míster marshall de la consagración patrimonial. La basílica, en su 800 aniversario, será la gran beneficiada por las bonificaciones fiscales del Estado.

Un ingrediente básico que no puede faltar en este enseñoramiento de la Catedral es la colaboración de las administraciones e instituciones. Ahí se divisa un cruce de miradas chispeantes, a veces torvas, entre el Cabildo y la Dirección Xeral de Patrimonio, que indican que los astros institucionales aún no están conjuntados para la gran carrera de la conservación y restauración del templo.

Este cronista, escuchando desprevenido en RNE unas declaraciones del deán, se ha apercibido de que el idilio, si alguna vez existió, está roto. Y hay que recomponerlo. «Obstaculizador», «obstaculizador», «obstaculizador», repitió en su intervención José María Díaz, al que no le agrada que la discusión por una capa de polvo, o unas motas, retrase una acción restauradora «seis meses».

Lo tiene complicado el deán, porque cada vez que ha estado tentado a hablar con Núñez Feijoo de sus inquietudes, el enemigo estaba al lado. Y lo estaba por razones obvias, porque el presidente no es experto en la materia y la presencia de sus técnicos es obligada. En la vida hay frustraciones, y lo que le queda a José María Díaz es hacerse el encontradizo con el presidente en algún lugar, asegurándose previamente de que el director de Patrimonio, José Manuel Rey, ojee en ese momento el espinoso trazado de uno de los Caminos.

La Catedral es una de las cosas más delicadas que un restaurador puede tener entre manos. Pero hay que tratarla, no solo acariciarla. Intervenir requiere tiempo, paciencia y minuciosidad. Y una cosa es eso y otra muy distinta poner «obstáculos permanentes» o palos en la ruedas de la máquina restauradora. ¿Es así realmente? Está claro que hay que entenderse, aunque sea en uno de los confesionarios del templo.

Otra cosa: ¿Nadie ha consultado al Cabildo sobre la restauración del Pórtico Real como obra a financiar en el capítulo del 1% cultural? Pues resulta que el proyecto ha puesto al organismo eclesiástico entre la espada y la pared. Fomento ha tenido a bien, y muy bien, aportar 276.000 euros para dignificar la imagen de dicho pórtico, pero el monto global aún sube al rellano de los 360.000 euros. Y el Cabildo se sacude el forro de sus bolsillos. Luego está la tramitación de la licencia,... «dos millones y pico de pesetas», estima el deán.

Su conclusión: la obra debería ser interior. Del exterior ya se encargaría la Xunta tarde o temprano. La elección no invita a mover el badajo de la cercana Berenguela, pero está tomada y el Cabildo la asume y aplaude la generosidad de Fomento. Y busca recursos de financiación, que no caen del cielo.

En fin, desde el corazón urbano vayamos a la periferia, donde reside otro de los centros neurálgicos del año estrenado: Lavacolla. El transporte aéreo tendrá un nuevo referente en el norte y los viajeros llegarán a una zona europeizada. Compostela no está defraudando las expectativas que llevaron a Aena a edificar la nueva terminal, dimensionada para un tráfico que por su estratégica situación es capaz de alcanzar. Las compañías quieren recalar en Santiago. Otros no recalan ni en el tapete.