Los brioneses estrenan su sexta casa consistorial en los 140 años de historia del municipio

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO/LA VOZ.

SANTIAGO

10 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Pocos resistieron ayer la curiosidad de ver dónde trabajará a partir de esta semana en concejal de Urbanismo de Madrid o curiosear en el despacho del alcalde. Más de 300 vecinos de Brión tuvieron ayer la oportunidad de visitar la nueva casa consistorial del municipio, ubicada en el número 1 de la que se conocerá como la plaza do Concello tras el próximo pleno.

Se trata de la sexta sede que utiliza la corporación municipal en 140 años de historia. Los primeros 90 los pasó en locales alquilados. Primero en O Moutello, para después trasladarse a otro edificio alquilado en Pedrouzos que todavía hoy conserva una placa que recuerda su estatus de ex casa consistorial. Años más tarde, el indiano Vicente Ramos donó las instalaciones para tener la primera sede en propiedad, que hoy es la casa da cultura. Después, el Concello trabajó una temporada desde la parroquia de Os Ánxeles, para regresar de nuevo a Pedrouzos. Las instalaciones volvieron a quedarse pequeñas y comenzó el periplo del Ayuntamiento para comprar la Casa do Picón y adaptarla a las necesidades de la corporación municipal.

En total, la obra -que incluye la nueva plaza de 825 metros cuadrados, ayer cubierta por una carpa- ha supuesto una inversión de 1,5 millones de euros compartida entre el Concello, la Xunta y la Diputación provincial. El espacio, que ha procurado respetar el entorno donde se ubica y la carballeira, «será un símbolo para Brión», según resaltó en su intervención el arquitecto municipal, Alberto Fungairiño, quien también destacó la funcionalidad de la nueva casa consistorial, que pretende también ser «un símbolo da transparencia de goberno», según aludió el alcalde. Los vecinos podrán ver desde la calle si Xosé Luís García se encuentra en su despacho, que tiene un gran ventanal «polo que sempre serán recibidos».

Los vecinos, cómo no, quisieron ver cómo es su nueva casa. Decenas de personas pasearon por las tres plantas de la Casa do Picón y la inmensa mayoría tenía palabras de admiración por el trabajo llevado a cabo. Solo alguno dudaba de que volvería a traspasar su puerta.