El mejor refugio para los artistas

Carla Losada redac.santiago@lavoz.es

SANTIAGO

28 ago 2010 . Actualizado a las 04:09 h.

El arte no siempre es fruto del aislamiento, o al menos eso creen los chicos de Episodio Piloto, que han decidido montar en una casa ubicada en A Peregrina, a cinco kilómetros de Santiago, un rincón para que todo el artista que desee pueda exponer, hacer conciertos, proyecciones audiovisuales e incluso vivir. Las mentes que se esconden tras este proyecto son Olmo Blanco, Beatriz Lobo, Marcos Cambeiro y Haya Blanco, que abrieron este rincón artístico el pasado 22 de julio. Una exposición y una performance musical marcaron el inicio de Episodio Piloto, que ha tenido bastante acogida por los artistas de Santiago, tanto por los veteranos como por los jóvenes. Se trata de crear «juntos, pero no revueltos», en palabras de Olmo Blanco, de sacar del taller al artista, de su aislamiento, en una casa rural típica de Galicia. «Cualquiera que lo desee puede venir a Episodio Piloto, solo tiene que pagar el mínimo de gastos de luz y de agua», cuenta Olmo, que también señala que hay gente que no vive allí, pero que se apunta a la casa de A Peregrina para trabajar. Parece que esta residencia de artistas, de «corte feísta», con galpón, gallinero e incluso bosque, es un buen lugar para descubrir la creatividad de cada uno. Episodio Piloto es el último destino de Olmo, que después de haber estudiado Bellas Artes en Salamanca y haber viajado por Bélgica, Granada y Santiago de Chile, ha decidido instalarse en esta hermosa casa a las afueras de Santiago. Aún así, le queda tiempo para hacer colaboraciones para la galería Metro y la Bienal de Pontevedra. «Todo el mundo que quiera venir está invitado a Episodio Piloto», dice Olmo, que con esta iniciativa saca el arte fuera de los circuitos de galerías y los museos, para extenderlo al conjunto de la sociedad.

El colectivo Batbirulau opina que salir a la calle es una buena forma de dar rienda suelta a la inspiración. Este grupo compuesto por Francis Canales, Asun Pérez, Patricia Aguro, Ramón López, Nuria Manzano y María José Alonso está especializado en instalaciones y actuaciones callejeras, pero cree que no hay que cerrarse a nuevos horizontes. «Ahora mismo estamos explorando con el vídeo y sus posibilidades artísticas», cuenta Nuria, una de las componentes de Batbirulau. Al colectivo no les está yendo nada mal: desde su creación han expuesto en Málaga y en Cartagena y han participado en el Festival dos Abrazos. «En Santiago hicimos un espectáculo que se llama Dando la nota, y que consiste en una serie de intérpretes que tocan mobiliario urbano como si fueran instrumentos», dice Nuria. Batbirulau comenzó en Pontevedra, pero con el tiempo, sus miembros decidieron mudarse a Santiago. «Ya conocíamos el ambiente artístico que había y decidimos descubrir nuevos sitios», apunta Nuria. Esa ansia por abrirse a nuevos lugares se extiende también a las artes. «No puedes estancarte, tienes que descubrir otras cosas, la palabra, el vídeo, jugar con tus posibilidades», dice. ¿Cuáles fueron los pasos que llevaron a los seis chicos de Batbirulau a dedicarse al arte? «Hacer manualidades de pequeños, estudiar Bellas Artes y presentarse a todo lo que sale». Porque este mundo no es elitista, es para todos los que tengan algo que decir.