El nuevo rector de la USC lidiará con una deuda viva de 34 millones

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO/LA VOZ.

SANTIAGO

La Universidade negoció con la Xunta poder adquirir obligaciones por 38,5 millones hasta el 2006

10 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Mucho se ha hablado durante la campaña electoral de la necesidad de fortalecer la economía de la Universidade y hasta hay quien apuesta por realizar una auditoría que arroje luz sobre sus cuentas. No en vano, el nuevo cabeza visible de la USC y su vicerrector encargado de los asuntos económicos deberán enfrentarse a una deuda viva (con entidades bancarias) de casi 34 millones de euros. Eso, después de que en los últimos tres ejercicios el Plan de Equilibrio Económico Financeiro que se implantó en el 2003 comenzase a dar frutos y haya sido posible pagar el 75% de lo que la USC ha amortizado de esas obligaciones, 12,4 millones de un total de 46,3 millones.

Y es que si las cosas pueden ir mal, irán mal. La máxima de la conocida Ley de Murphy se cumplió en el año 2002, cuando el equipo de gobierno del aún rector, Senén Barro, entró en San Xerome. La Universidade arrastraba del año 2001 una diferencia entre los ingresos y los gastos reales que rondaba los 11 millones de euros. A eso hubo que añadir que en el 2002 tuvo que prorrogarse el presupuesto del ejercicio anterior, que el plan de financiación vigente por aquellos años no tuvo en cuenta el aumento del coste de los salarios en la USC y ni siquiera contempló la subida del IPC, o que hubo que hacer frente a obras por más de tres millones y medio de euros. Al menos, así se explica en un informe del todavía encargado de las cuentas de la Universidade, Miguel Vázquez Taín, que presentó en el último Consello de Goberno.

Rescisión

Fue entonces cuando el equipo rectoral se propuso intentar volver a cuadrar unas cuentas que parecían descontroladas. Negoció con la Xunta de Galicia una capacidad de endeudamiento de un total de 38,5 millones de euros en tres años para no tener que rescindir una ingente cantidad de contratos, la única solución que encontraban para volver al equilibrio presupuestario. En total, en los últimos ocho años, la deuda de la Universidade -con autorización del Gobierno autonómico- creció casi un 400%.

Sin embargo, y a pesar de que las cifras son aplastantes, el nuevo equipo rectoral contará con una ventaja de partida: las liquidaciones de los dos últimos ejercicios re realizaron en equilibrio y sin incorporar el gasto ejecutado en esos años al presupuesto siguiente. Los números de la Universidade comienzan a cuadrar y ha entrado en un proceso en el que tan solo hay que amortizar deuda, no comprometer nuevos créditos con entidades bancarias -que dejaron de solicitarse en el 2005- para poder garantizar el correcto funcionamiento de la institución académica.

Aún así, vienen tiempos difíciles. Mientras el Sistema Universitario Galego negocia un nuevo plan de financiación, la institución académica compostelana tendrá de nuevo unos presupuestos más que ajustados. Tanto, que el actual equipo de gobierno ha negociado de nuevo un endeudamiento por valor de 10 millones de euros que el nuevo rector tendrá la oportunidad -o no- de ejecutar a lo largo del año.