Desde hace tres cursos académicos los equipos directivos de los colegios no asumen en su totalidad la gestión del servicio del comedor escolar. Con este cambio el retraso en los pagos se hizo más habitual, ya que cuando la gestión era desde el centro, «pagábase a mes vencido e mesmo con antelación», recuerda el director del colegio de A Sionlla, en Santiago, Manel Viqueira.
Los usuarios de los comedores de la Xunta son, en su inmensa mayoría, alumnos que cuentan con beca, ya que tienen que ser transportados al vivir a más de dos kilómetros del centro. La caída demográfica, sobre todo en zonas rurales, llevó al gobierno bipartito a oficializar una medida que en la práctica ya existía, y es que pudiesen usar estas instalaciones todos los menores que quieran, siempre que haya capacidad y abonen una cantidad.
Debate parlamentario
La polémica de los comedores llegó al Parlamento, en donde el nacionalista Fernando Blanco acusó a la Xunta de aplicar la austeridad a los escolares, mientras que el popular Pedro Puy respondió tildándolo de demagogo y asegurando que el año pasado se cobró en las mismas fechas.