La comunidad universitaria espera un cambio radical en el plan Bolonia

SANTIAGO

11 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Nadie o casi nadie en la Universidade de Santiago está conforme con la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, un proceso que comenzó en el año 1998 con la firma de la Declaración de la Sorbona por parte de los ministros encargados de la enseñanza superior de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. Un año más tarde, los máximos responsables de esta área de un total de 29 países europeos dejaban su rúbrica en la Declaración de Bolonia, que sentó las líneas maestras para la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior. El proceso de convergencia europea terminará este mismo año con la implantación en las universidades españolas de las últimas titulaciones de grado, máster y doctorado. En total, son 46 los países que se han sumado a este proceso.

Seis son los principios básicos que los dirigentes europeos establecieron para este modelo universitario: adopción de un modelo legible y fácilmente comparable de titulaciones; creación de un sistema basado en tres ciclos (grado, máster y doctorado); el establecimiento de un sistema internacional de créditos; la promoción de la movilidad de todos los miembros de la comunidad universitaria; la promoción de la cooperación europea para garantizar la calidad de la educación superior, y la creación de una dimensión europea de la enseñanza universitaria.

Sin embargo, la reforma integral de las universidades no ha convencido ni a muchos profesores ni a la inmensa mayoría de los estudiantes. Desde el inicio de la implantación de Bolonia en España, el alumnado se movilizó para luchar contra la «mercantilización» y «elitización» de las universidades públicas. Los profesores tampoco estaba conformes con la reforma de un sistema que les obliga a trabajar el doble para cambiar radicalmente su práctica docente. Todo, sin ningún tipo de reconocimiento.

Ahora, a pocos meses de que Bolonia se instale permanentemente en la USC, la comunidad universitaria pone sus ojos en los que compiten para ser el nuevo rector de la institución académica compostelana. Las reclamaciones son muchas, y la principal crítica es que la convergencia europea es imposible a coste cero, como se ha intentado llevar adelante hasta ahora.

El sistema de docencia, basado en la evaluación continua y la formación eminentemente práctica y orientada a integrar a los graduados en el mercado laboral, ha centrado los dardos del estudiantado, que critica que el hecho de tener que dedicar una media de 40 horas semanales a sus estudios hace imposible poder compaginarlos con un trabajo, por lo que solo podrán acceder a una titulación los que cuenten con más recursos.

Máster de profesorado

El incremento de los precios de los conocidos como créditos ECTS tampoco es plato de buen gusto para el alumnado. Un ejemplo práctico es el del máster de profesorado, que sustituye este año al antiguo Curso de Adaptación Pedagóxica (CAP). Pasará a durar un total de dos años, tiempo durante el cual los matriculados deberán dedicarse por entero a un máster que además ha quintuplicado los precios públicos del anterior curso. Pasará a costar unos 1.200 euros. El límite de plazas está también presente en este título: en la USC, por ejemplo, hay 20 plazas para una previsión de más de 160 licenciados en Historia, lo que limitará la formación de nuevos profesores.