El atleta paralímpico Ionut Preda inicia en Santiago un recorrido en bici por distintas partes del mundo
SANTIAGO
El paralímpico rumano Ionut Preda, residente en la población catalana de Mollet del Vallés, inició ayer en la Praza do Obradoiro una larga aventura que le llevará a recorrer el mundo montado en su bicicleta. Preda, que cuenta 30 años y que perdió una pierna a consecuencia de un accidente que sufrió hace 22 años cuando jugaba con otros niños con una grúa mecánica, es un viajero constante del Camino de Santiago, aunque luce una pierna ortopédica que no le impide pedalear sobre la bicicleta, en la que muestra una gran destreza.
Su aventura le llevará hasta Roncesvalles, haciendo la Ruta Jacobea en sentido inverso. Ese es su primer objetivo, alimentado por una promesa que le hizo a su ídolo, su abuelo, que pasó parte de su vida en una silla de ruedas.
Preda afirma que salió de Rumanía en el año 2000 en una bicicleta y sin dinero, y que así llegó a España. «Me puse a trabajar, me enamoré y ahora hace tres años me amputaron la pierna porque tenía los pies en muy mal estado tras el accidente que tuve a los ocho años». Logró el campeonato de España en deporte paralímpico en las pruebas de peso, disco y jabalina, pero ahora «me quiero meter en el ciclismo profesional aunque no encuentro patrocinador», dice.
Su idea de viajar por el mundo es la de competir en pruebas atléticas paralímpicas como su especial contribución a la promoción del deporte de los discapacitados. «Yo voy con mi compañera inseparable, que es mi prótesis», afirma este deportista, que ha puesto en marcha un programa en Internet bajo el título de Niños Solidarios, con la intención de subir una foto para que los niños la dibujen, foto que venderá por la voluntad a través de un código numérico. Con el dinero que se recaude, dice, podrá comprar prótesis para aquellos niños que la necesiten, «... o quizás pueda comprar cien bicicletas con las que pueda hacerles felices, pero sin mirar color, raza, cultura o ámbito social».
Preda sostiene que «el Camino de Santiago es único. Este año es jacobeo y espero que sea bonito», dice este rumano que ya lo recorrió por tramos 31 veces, afirma, y quien espera que los albergues se adapten para recibir a peregrinos con discapacidad física. «Es una inversión pequeña que se amortizará pronto», concluyó.