Parece que Compostela va a rebufo de otros concellos de la zona, que ya se han decidido a poner en valor el patrimonio histórico con el que cuentan. Se trata, por ejemplo, del concello de Teo, que cuenta desde hace un año con una ruta por los 17 petroglifos que se pueden visitar, buena parte de ellos en la parroquia de Luou.
Apasionante es el caso de Brión. Hace escasamente unos meses, veía la luz un trabajo interdisciplinar de los alumnos de un instituto de Vigo que, a las órdenes de su profesor, originario del concello brionés, se dispusieron a estudiar y catalogar las mámoas de Brión, principalmente, y alguna que otra en Ames. Cuando los ejemplares de dicho trabajo llegaron a casa de los vecinos brioneses, quedó rebatido el tópico de que los vecinos y, sobre todo los propietarios de los terrenos donde se esconden los restos arqueológicos, no se preocupan por la herencia de los que habitaron en esa misma zona milenios atrás.
Pancho Picado y Constantino Pérez se dieron cuenta de que faltaban dos monumentos funerarios en el estudio. La historia de Pancho es la más curiosa, puesto que después de haber descubierto una mámoa en Foxo, descubrió otra escasos 80 metros de la primera. Tras darse cuenta de que el terreno presentaba una elevación inusual, escarbó un poco y descubrió la estructura megalítica: en este caso, podrían conservar aún el dolmen, cosa que no pasó con el que aportó el amiense Constantino Pérez, guiado por la tradición oral.