Brión cultiva en las aulas el respeto a la diversidad cultural

SANTIAGO

Más de cien alumnos combaten los estereotipos mediante la comunicación

15 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Más de cien alumnos del colegio de infantil y primaria de Pedrouzos y del instituto de Brión están comprobando en carne propia como nada ni nadie se libra de los estereotipos, sobre todo cuando se trata de asuntos relacionados con la emigración y las diferencias interculturales.

Desde hace varias semanas, estos escolares dedican parte de su jornada lectiva a conocerse mejor y a acercarse a otras culturas que en muchos casos identifican con alumnos del propio centro. Trabajar en grupo y conseguir que los niños y jóvenes se expresen con total libertad y respeto es el primer reto del taller intercultural en el que participan cada semana.

La sesión de ayer, la penúltima, versó sobre la importancia de la comunicación no verbal mediante el desarrollo de ejercicios de expresión corporal. También trabajaron en la supresión de los estereotipos físicos a la hora de, por ejemplo, definir a un buen estudiante, (la imagen de desaliño y gafas de gran aumento aún sigue en boga) y sobre todo en la visión que los jóvenes tienen de personas de otras razas o de personas de otros países.

A la pregunta de si la inmigración es positiva, una buena parte de los alumnos respondieron con un sí de lo más matizado con el argumento de que están dispuestos a trabajar por un menor salario y que esto supone un riesgo para la población nativa, aunque también hubo quien destacó que asumen trabajos que prácticamente ningún autóctono asumiría.

Respeto a las costumbres

Tras esta reflexión, a la pregunta de si los emigrantes deben asumir la cultura del país que los recibe el mensaje predominante que ayer lanzaron los jóvenes brioneses fue el del respeto mutuo. En lo que hubo un consenso prácticamente generalizado fue en el reconocimiento de que el origen y la cultura de una persona cuando se trata de las cosas del amor y de la familia no es un factor que consideren determinante.

Y pese a lo que pudiera parecer, en algunos casos los jóvenes reconocen que la relación entre su familia y la de la persona con la que mantendrían una relación de pareja sí lo es.

Tras las clases, la directora del taller, Esther Rodríguez, reconoció que tras el «caos» de la jornada inicial, los alumnos son menos reacios a transmitir sus opiniones y participar en debates que les sirven para llegar a la conclusión de que si algo engañan, son las apariencias.