Cientos de alumnos inmigrantes se integran sin profesores específicos

M. M.

SANTIAGO

Los docentes se comunican por medio de gestos y mímica hasta que el escolar domina el lenguaje

29 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«Afortunadamente son niños y aprenden rápido». Es la frase más repetida por los directores y jefes de estudios de los centros educativos de Santiago cuando se les preguntan cómo se consigue que los alumnos inmigrantes, que no dominan ni el castellano ni el gallego, se integren en el ámbito escolar. Los medios son nulos en todos los centros escolares de Santiago. Ni los colegios de infantil y primaria ni los institutos cuentan con personal específico para conseguir la integración del alumnado inmigrante. Esta carencia de medios se suple con dedicación, imaginación y paciencia del profesorado.

En el Ramón Cabanillas, que cuenta con siete alumnos de nacionalidad china, comentan que se recurre a los gestos e incluso se les lleva por el propio edificio escolar para ir señalando objetos y repitiendo el nombre hasta que el niño aprende a decirlo. En este centro hay 28 alumnos de doce nacionalidades distintas, que obligan a los profesores del colegio a emplearse a fondo para conseguir una integración aceptable. La repetición de frases hechas y la mímica ha dado los resultados esperados y, al poco tiempo, los niños consiguen hacer preguntas y expresarse en castellano. Una primera frase es celebrada como un gran éxito por el profesorado tanto de este colegio como del resto de la ciudad, que se enfrentan en solitario al mismo problema al inicio de cada curso.

Dos alumnos palestinos de Roxos-Villestro dominaron el lenguaje tan rápido que dejaron sorprendidos a todos sus compañeros. Pero, eso sí, el éxito debe apuntárselo especialmente el tutor de la clase y el profesor de apoyo del centro, que pasa de dar una clase de refuerzo en matemáticas a otra de aprendizaje de castellano y gallego. La técnica de la imitación fue el sistema empleado por el profesorado del Monte dos Postes para que sus alumnos moldavos aprendieron a comunicarse con los demás alumnos.

La directora del Apóstolo Santiago tiene claro que «cuanto más pequeños, mejor» y asegura que junto al trabajo del profesorado la conversación con los nuevos compañeros «ayuda mucho».