La cara más oscura de Compostela

Alberto Ramos

SANTIAGO CIUDAD

La insuficiencia de puntos de luz convierte calles, plazas y aparcamientos de la ciudad en auténticos agujeros negros donde la iluminación brilla por su ausencia

12 oct 2008 . Actualizado a las 14:57 h.

El verano ya terminó y las noches de otoño se irán haciendo más largas y oscuras. La negrura se hará más presente y, en algunos rincones de la ciudad, campará a sus anchas sin que la débil iluminación pueda poner un poco de luz en tanta oscuridad. Y es que la deficiencia del alumbrado público en algunas partes de la ciudad regalará un aura siniestra a algunas calles de Santiago.

El ejemplo más negro de esta situación se vive en el campus sur. Las farolas situadas en algunas de sus calles son insuficientes. La situación se agrava en los alrededores del Observatorio Universitario. En la avenida de las Ciencias, las farolas están apagadas. Paula Bouzas es una estudiante que durante el curso vive en el Colegio Mayor Fonseca y afirma que «deberían encender las farolas después de que el Observatorio acaba sus actividades, pero quedan muchas veces apagadas». Paula, que residirá este año por cuarto curso consecutivo en Fonseca, afirma que «todos los que vivimos aquí tenemos alguna anécdota que contar por culpa de la falta de luz, una vez tuvimos que ir a buscar a una amiga nuestra hasta el Monte de la Condesa porque había un coche que la estuvo siguiendo».

En la otra punta de la ciudad, los residentes en el Burgo das Nacións se encuentran en una situación muy parecida. Las farolas en las inmediaciones de este centro no proporcionan suficiente claridad como para que los que caminan por allí no sientan cierta sensación de desasosiego por la noche. El aparcamiento del Auditorio, el parque de la Música y la zona de Pelamios disfrutan, cuando cae el sol, de una escasa contaminación lumínica. Si se mira al cielo, se pueden divisar las estrellas. Pero si se fija la mirada al frente, poco se puede observar. Estefanía Losada, que vive durante el curso en la residencia del Burgo, explica que «para ir por la entrada trasera del Burgo, hay que pasar por un tramo de calle sin ninguna luz».

Otras zonas donde la oscuridad actúa con premeditación, alevosía y, sobre todo, nocturnidad es en la avenida de San Caetano. Los transeúntes atraviesan esta avenida entra la penumbra y únicamente hay algo de visibilidad gracias a los focos que iluminan el edificio administrativo de San Caetano. Otras zonas como la Almáciga, Vite o Conxo viven entre claroscuros por la falta de luz por la noche.