La autovía agrava el colapso de la AP-9 pero vacía la carretera de Bertamiráns

M. Cheda

SANTIAGO

La saturación del tramo urbano que gestiona Audasa demuestra que urge ampliarlo ya de dos a tres o cuatro carriles

19 feb 2008 . Actualizado a las 02:17 h.

Abierta al tráfico desde el pasado viernes por la tarde, sin embargo, a la autovía Santiago-Brión (AG-56) no le llegó su verdadero día D hasta ayer, primera jornada laborable tras el acto inaugural. A tenor de lo ocurrido durante esa prueba de fuego, 108,8 millones de euros invertidos, 2.364 fincas afectadas y 23 meses de obras han servido para descongestionar sobremanera la carretera de Bertamiráns (AC-543), hasta el momento, la más transitada de toda la red de titularidad autonómica. En el polo contrario, la puesta en marcha de la infraestructura ha acentuado la saturación del tramo gratuito de la autopista del Atlántico (AP-9).

Cuatro periodistas de La Voz se citaron ayer a las ocho de la mañana en el brionés centro de MonteBalado para desplazarse hasta el complejo administrativo de San Caetano, dos a través del camino de siempre y otros tantos empleando el flamante vial. Los primeros alcanzaron el destino en apenas 29 minutos, solamente cinco más tarde que los segundos. Eso sí, los unos marcharon a una media de 33,7 kilómetros por hora, mientras los demás lo hicieron a 53, como puede comprobarse en el gráfico que complementa esta información, reproducido en la parte superior de la página.

Del desarrollo y del resultado de dicho examen se extraen, en esencia, un par de conclusiones. Por un lado, la comarcal de Noia, antaño recorrida por un promedio diario de 29.068 vehículos en su trecho más próximo a Compostela, se ha vaciado de coches, literalmente. Mientras, los enormes beneficios potenciales de la AG-56 han quedado en parte anulados por las estrecheces del canal al que va a desaguar.

Por el trozo sin peaje de la AP-9 que abraza la ciudad solían pasar un lunes cualquiera 51.000 automóviles. Ayer se multiplicaron. Si bien las autoridades no efectuaron mediciones que avalen la tesis, una simple labor de observación bastaba para ratificarla. Se sumaron a esos habituales millares y millares procedentes del nudo de A Rocha, donde se sitúa el entronque con la autovía de Brión. Producto de ello, en la calzada de la autopista del Atlántico reservada para la marcha en sentido Vigo-A Coruña se formaron retenciones de hasta 3.500 metros de largo desde la salida 67, en la zona de San Lázaro.

El alcalde de la capital, Xosé Sánchez Bugallo (PSOE), ya debía de olerse que algo así acabaría ocurriendo cuando el pasado 15 de febrero aprovechó su intervención en público durante la ceremonia de corte de cinta de la AG-56 para reivindicar la inmediata ampliación de la sección urbana de la AP-9. Urge, reconoció el regidor ante el presidente de la Xunta, el también socialista Emilio Pérez Touriño. Pero en los Presupuestos Generales del Estado para el 2008 no figura consignado ni un céntimo para acometer esa actuación.

La compañía concesionaria de la vía, Audasa, una filial del gigante Sacyr Vallehermoso, trabaja ya en la elaboración de un proyecto ejecutivo para el ensanchamiento de dos a entre tres y cuatro carriles por sentido desde el punto 67 de la carretera hasta el 75. A la par, discute con Política Territorial y Fomento cómo financiarlo.