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Cuando la huerta completa la nómina

AGRICULTURA

El producto cultivado o criado «na casa» se ha convertido en marca de calidad, más allá de la rebaja que supone en la cesta de la compra. Cerca de 500.000 hogares gallegos continúan consumiendo huevos, verduras o frutas del huerto

06 sep 2010 . Actualizado a las 14:54 h.

El miércoles amaneció con tormenta en la comarca de A Coruña. Pero a mediodía Maruja ya andaba entre lechugas y ristras de cebollas. Con la ayuda de su marido Jesús, esta mujer de 73 años, cultiva una parcela de terreno ubicada en el barrio coruñés de Eirís, junto al edificio en el que viven. «A esta idade tes que facer algo porque se non os ósos se oxidan», comenta Jesús, que ya cuenta los 77 años. La pareja es natural de Cerceda, aunque estuvieron varios años emigrados en Inglaterra. Hace tiempo que volvieron. Y se instalaron en A Coruña, la ciudad a la que se habían trasladado ya antes de marchar. Para ellos la huerta es una fórmula para estar en forma, pero también es una variable que contribuye a rebajar notablemente el importe de su cesta de la compra. Y comen sano y natural. Nada de productos químicos. Hasta 360 euros al año ahorran un 11,4% de las familias gallegas en patatas y tomates, según los datos que maneja el Instituto Galego de Estatística (IGE).

Fruta, habas para el caldo, tomates, cebollas, calabaza, pimientos, flores, patatas y hasta los melones tienen en el huerto. A la tienda van a por la carne y el pescado porque, claro, allí no hay. «Ao primeiro había conexos, pero os vándalos viñan e afogábanos e deixamos de ter», cuentan. Pero lo que cultivan llega también para que los hijos no tengan que acudir a la tienda a por patatas y para que tampoco lo haga algún vecino.

La parcela en la que tienen instalada la plantación es un préstamo que les hace gratuitamente una empresa que tiene pensado construir. «Ata agora non puideron e mentres utilizámola», explican. Aunque este año, añaden, hubo sequía. No llovió. La cosecha fue menor.

Ahorro

Porque el suyo es uno de los 486.574 hogares gallegos que, según las cifras que maneja el IGE, ahorran importantes cantidades en la cesta de la compra al cultivar verduras o criar animales en casa. Los datos también incluyen a las familias que reciben productos del campo como regalo de terceros o a aquellas que aprovechan cualquier viaje a la aldea para venir con algún saco de patatas o una caja de pimientos.

El cultivo de frutas y verduras o la cría de animales para consumo propio es una práctica ancestral que se conserva en Galicia. Aunque los datos muestran que el arraigo es mayor, porcentualmente, en las provincias de Lugo o Ourense, en términos absolutos el número de hogares que se benefician de los productos del campo es mucho mayor en A Coruña, un territorio en el que 174.009 hogares echan mano del producto cosechado «na casa». El término ya está popularizado como producto de calidad y aquellos hogares en los que la producción es abundante utilizan parte de los excedentes para comercializar y llevar algún ingreso extra.

Cría del cerdo

Pero no son solo los productos agrícolas los que aligeran el coste de la cesta de la compra. La cría de cerdos, gallinas, corderos o terneros surte de jamones, chorizos, filetes o huevos a cientos de hogares de toda la comunidad. Es lo que ocurre en casa de Fina, en la parroquia de Figueirido (Arteixo). En la casa familiar su suegro Manuel Seijas es el encargado de cultivar las lechugas, los repollos, las cebollas, las patatas, los pimientos o los tomates que inundan el huerto. «É un aforro para o día a día da casa», explica el hombre que está trabajando en un pequeño taller que tiene junto al hogar. Hasta ha «inventado» un pequeño molino en el que convierte el grano de maíz en harina para alimentar a los animales. «Porque todo o que comen é natural», apuntan. Y una docena de huevos naturales en la tienda vale tres euros.

Aunque no solo de hortalizas nutre la nevera. También cuida gallinas, pollo y un cerdo, que responde raudo cada vez que lo llaman.

Pero más que por una cuestión de ahorro, el fin que tiene el cultivo de hortalizas y la cría de animales para el autoconsumo es la alimentación de calidad. «O sabor non é igual. Estas plantas de tomate que hai aquí planteinas e empezaron a madurar agora. É algo que leva un coidado diario, hai que botarlle auga cada día. E non teñen ningún químico. Póñense estragadas antes, pero antes de que se perdan facemos tomate en bote. Chega para todo o ano. Aínda temos algún que quedou da temporada anterior. Incluso lles botamos cebola e cenoria», comenta la anfitriona mostrando las conservas que cocina cada año en el hogar.

Aunque este año la sequía hizo que la cosecha no fuera tan buena como otros, en Arteixo hay tomates para dar y tomar. Igual ocurre con los pimientos. Por eso los hijos de la dueña de la casa llevan productos cada vez que vienen. La escena es común en muchas ciudades de Galicia.

Matanza

Lo que también se hace es comprar o criar un ternero entre tres familias. La calidad de la carne vuelve a ser la razón que los lleva a criar. «O becerro que matas na casa non fai nada de espuma na tixola. Hai moita diferenza porque todo o que comen é natural», explica la dueña de la casa. Porque ahí todo, todo es natural.