Un abogado marcado por la polémica al que le cuesta estar lejos de sus hijos

La Voz

PONTEVEDRA

29 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Antes de que su nombre fuese vinculado con el del narcotraficante Pelopincho, Manuel Franco Argibay ya era un abogado marcado por la polémica. Fue a comienzos del 2003 cuando a sus por entonces 40 años saltó a los medios de comunicación al protagonizar su primera comparecencia judicial como imputado. Fue por una supuesta estafa, delito por el que fue condenado si bien posteriormente el Supremo lo exoneró. Luego vendrían otras denuncias -como la de haber falseado un documento oficial o la de fraude a la Agencia Tributaria-, que le llevarían a asegurar que era víctima de una caza de brujas.

Ocultar patrimonio

Y llegó junio del 2006. Meses antes, en Navidades, José Antonio Pouso Rivas, Pelopincho, fue detenido por blanqueo. Desde su confinamiento entre rejas, el narco arousano le encomendó a Franco Argibay, el abogado que hasta entonces le había asesorado para ocultar jurídicamente el patrimonio que había adquirido con la droga, que se hiciese cargo de un negocio de hostelería. Así lo sostiene el fiscal, quien añade que Franco Argibay no dudó a la hora de utilizar cuentas bancarias a nombre de sus hijos, por entonces menores de edad, para realizar ingresos y retiradas de importantes cantidades de dinero en efectivo. Este hecho contrasta con la imagen que tienen del abogado muchos de sus allegados. Algunos creen que si estaba en Madrid cuando fue detenido fue porque ya no soportaba la idea de estar alejado de los pequeños.