Un toque especial al porquiño

Chelo Lago PONTEVEDRA/LA VOZ.

PONTEVEDRA

Padre e hijo tienen hoy una larga jornada laboral con la preparación de unos catorce animales para los menús de su restaurante en Amil

29 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hoy es un día especial en Amil (Moraña). No en vano se celebra la Festa do Porquiño á Brasa. Pero al margen del pantagruélico banquete en la carballeira, los bares y restaurantes de la zona también preparan ese manjar.

Es el caso del restaurante Giao, que toma el nombre del apellido de sus dueños. Al frente está Javier, que se inició en los fogones del Gran Hotel de A Toxa. Allí, como él mismo explica, estuvo hasta los 19 años y luego emigró a Madrid, donde trabajó en un restaurante gallego. De regreso a Pontevedra, estuvo en el hotel Piñeiro, en A Lanzada, hasta que sus abuelos, Eulogio Giao, ya fallecido, y Alfonsina Búa, decidieron jubilarse y le ofrecieron el negocio familiar.

Ahora confiesa que ya tiene una clientela a base de mucho trabajo. «Non me queixo -dice-, a pesar de que estamos nuns momentos un pouco difíciles. A xente segue vindo, pero gastan algo menos».

El hijo reconoce que su padre, que trabaja en la construcción, tiene una mano especial para la pasta y los arroces, que les preparaba de niños los fines de semana, mientras su madre trabajaba.

Hoy la jornada será larga para toda la familia. «Meus pais axúdanme moito -señala-. Miña nai María José, como camareira, e tamén a miña tía, Isabel, que ten moi boa man para a cociña».

Salsa especial

Y como los días de especial afluencia, sus hermanos, Fátima y Manolo, echarán una mano para servir las mesas. Esperan atender a más de un centenar de personas en esta jornada dominical, en la que van a preparar unos 14 porquiños.

Manuel Giao subraya que ellos supervisan todo el proceso, desde la compra de los animales, que hacen en una granja de A Estrada ya desde hace mucho tiempo, hasta su preparación. Su hijo dice que el secreto del asado es hacerlo a fuego lento -«pode levar seis horas tranquilamente»- y por supuesto «é fundamental a salsa». Al respecto, explica que la hace a base de especias que trae de Argentina. «Brasileiros e arxentinos son os especialistas -reflexiona-, e logo nós tratamos de darlles o noso toque persoal».

Los porquiños tienen un peso de unos 15 kilos limpios, y los mojan con la salsa cada media hora. «Dámoslle co hisopo pola parte de dentro do costillar e máis polo coiro, por fóra, para que quede xugoso. Está boísimo. Mira que estou cansado de asar pero non me aburre, nin a min nin aos da casa... dóulle un toque no forno que queda boísimo», asegura.

El menú de este día que degustarán más de cien personas se completa con pulpo y empanadas de maíz que también hacen en casa, de berberechos, de xoubas, de zamburiñas... «Todo feito con moito cariño porque isto é un arte», afirma con orgullo.

La familia no podrá sentarse a comer hasta más tarde de las 17 horas, pero también celebrarán la fiesta. «Faremos unha gran queimada con conxuro, que tamén é unha das bazas do Giao, e na carpa poñeremos o karaoke». El artista invitado será el propio Javier. «Son polifacético -dice entre risas-. Canto mexicanas e dinme que imito moi ben a Sergio Dalma, Eros Ramazzotti e Manolo Escobar... Os que veñan teñen a festa asegurada».

Las queimadas le gustan especialmente a la gente de fuera de Galicia. «Temos xente de Madrid, do País Vasco e outros lugares, que están a pasar as vacacións e veñen por aquí. Tamén temos clientes de Pontevedra, A Coruña, Lugo... Agora xa somos coñecidos polo boca a boca, pero hai que manterse, que é o máis difícil».

Pero no solo los asados de carne son su especialidad. De hecho, Javier prefiere el pescado y sus clientes le alaban su cazuela. «É a base de rape, rodaballo e merluza, e unhas ameixas. Logo métese no forno de leña un cuarto de hora e está boísima», asegura.