«Pontevedra tiene que retomar la capitalidad en el concurso de murgas»

PONTEVEDRA

Uno de los promotores del certamen insiste en reclamar mayor «mimo» del Concello a las fiestas de carnaval

13 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Él perteneció a ese «comité de sabios» al que Pontevedra le debe la recuperación del carnaval en la calle, pero a los que todavía no se ha reconocido el mérito de hacer grande esta fiesta «y con los que no se volvió a contar». En aquel primer desfile de 1984, Manuel Cabada Álvarez iba encabezando la comitiva disfrazado de quien había sido pregonero, Antonio Odriozola. «Pude comprobar lo querido que era en Pontevedra, porque todo el mundo me confundía con él y me saludaba, era increíble -cuenta-. Hasta que coincidimos en la calle e ¡íbamos vestidos igual! El mismo traje, la misma cartera y por supuesto, la camelia en la solapa...».

Como hacía falta música para animar las calles, ese grupo de carnavaleros impulsó la comparsa Los Shivaritas, la escolta habitual de Ravachol en sus primeras correrías por la ciudad. Y en esa agrupación también está el germen del concurso de murgas, al que Cabada no ha faltado en ninguna de sus ediciones -este año se cumplirá la 19-. El hecho de que «los años no perdonan» y de que la calle «es muy dura» propició que se decidiera apostar por un acto para los teatros. Manuel fue uno de los organizadores del certamen, pero sobre todo recuerda a otro de sus compañeros, Juan Gómez Cuerpo, «que además de ayudar a crearlo, a él le debo el saber preparar este tipo de agrupaciones, componer, diseñar...». «La verdad -añade- es que el carnaval lo echa mucho de menos, porque él vivía por y para el entroido, pero sobre todo en la calle. Había muchos carnavaleros de despacho, pero él aparte de pensarlo, ejercía de ello».

«La experiencia definitiva»

Para alguien que como Cabada también lleva esta fiesta en la sangre, el certamen de murgas «es la experiencia definitiva». «Conlleva todo, desde la creatividad, la composición de las letras, el propio disfraz y la escenificación -apunta-. Habiendo pasado por todas las etapas del carnaval, para mí es lo más complejo, pero al mismo tiempo lo más divertido».

Y eso que la primera experiencia no acabó como prometía. A esa edición celebrada en el Principal concurrieron trece murgas de la provincia. Así que la convocatoria fue un éxito, aunque la cosa se torció «porque se decidió que solo podrían actuar durante tres minutos». «Muchos participantes que habían venido de Moaña, Bueu o Sanxenxo se fueron defraudados y, aunque luego el certamen fue mejorando, se perdió una oportunidad de ser la capital de las murgas, siendo además el epicentro de dos comarcas con mucha tradición, O Morrazo y la zona de A Illa y O Grove. Esas murgas animaban toda la semana el entroido».

La suya (ahora con trece componentes) cambia cada año de nombre y, por supuesto, de disfraz, acorde con la crítica que toque, que «siempre es contra el poder establecido, ya sea municipal, autonómico o estatal». Han sido Capulleros, Panchos de la Villa, Curros del Caribe, Picadores, Banqueros Vampiros y este año toca T4, La Terminal. Aunque sea carnaval, los hay que no encajan con buen humor las ácidas coplas que entonan y Cabada refiere que un año fueron de presidiarios después de que en el anterior un ilustre pontevedrés quisiese denunciarlos por el contenido de sus letras. «Al final no hubo nada, solo pidió nuestros nombres por registro municipal -explica-. Pero a veces también se recibe alguna llamada al día siguiente». Por el contrario, reconoce que más de un político les ha pedido las coplas firmadas de recuerdo.

Críticas

Cabada es también una de las voces críticas sobre la falta de mimo del Concello a esta fiesta. «El entroido lo siguen manteniendo los pontevedreses, que tadicionalmente son muy carnavaleros -afirma-. Pero para el carnaval seguimos reclamando esa misma predisposición y disposición económica que hay para la Feira Franca, que se puede entender como un carnaval de verano. Todo el mundo sabe la tardanza del programa de mano, -salió ayer a la calle-, y tanto en el festival de murgas como el Ravachol no se está innovando. Por ejemplo, todo el mundo recuerda cuando en el entierro del loro Los Shivaritas íbamos con música y había tanta gente acompañándola que no se veía la cola. Ahora no, y es por ese inmovilismo... Pero Pontevedra puede volver a ser el gran carnaval de Galicia, como fue en su momento. No debió perder esa hegemonía».

Respecto al certamen de murgas, insiste en que habría que «retomar la capitalidad» de este concurso, «porque el jueves, el día del certamen, ya prácticamente el entroido acabó en todas partes». «Y habría que hacer algo de promoción en esas zonas de O Morrazo o A Illa para animarles a que vengan, igual que nosotros hemos bebido de esas fuentes cuando empezamos en el carnaval. De ahí vino lo que aprendimos a desarrollar en las murgas». No solo eso, también han ido hasta Cádiz para conocer cómo funcionan las chirigotas. Pero reconoce que estamos a años luz no solo del gracejo gaditano, «sino que ellos trabajan diez meses para el carnaval». «Fuimos en Navidad y ya tenían todo listo y ensayado», comenta.

Este año, tendrán nueva compañía y a la vez rivalidad sobre el escenario. Y es que sus mujeres han formado su propia murga, Enfermeras contagiadas... De alegría. «Les estamos ayudando y además, les tenemos reservada una copla», comenta.