La envidia de Santa Clara

PONTEVEDRA

El bollo de Pascua de Paradela, adornado con 6.000 huevos, se repartió en el transcurso de una húmeda romería en Meis

31 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Si hay una santa que sepa de metereología, esa es Santa Clara. Ella es la única capaz de garantizar jornadas de sol radiante para bodas, bautizos y comuniones a cambio de una docena de huevos. Si en Paradela la honrasen a ella, ayer el sol habría brillado sin descanso sobre el campo de A Boca. Pero el Santo que ayer tuvo su romería en este recinto fue San Gregorio, al que no se le conoce ningún poder sobre los elementos. Así que de nada sirvieron los 6.000 huevos que coronaban el bollo de pascua hecho en su honor: la fiesta estuvo pasada por agua y envuelta en un frío desconsolador.

Conscientes de que el clima iba a estar de uñas, los organizadores de la romería decidieron a primera hora de la mañana seguir adelante con una fiesta que, en menos de veinte años, ha logrado convertirse en una de las citas clásicas del primer domingo después de Pascua. En ese éxito tiene mucho que ver el gigantesco bollo que cada año se cuece para la ocasión. Empezó coronado por medio centenar de huevos y fue creciendo y creciendo hasta ganarse un hueco en el libro Guinness de los récords.

Ayer, aunque el número de romeros fue inferior al de otros años, del enorme pastel de Pascua no quedaron ni las migas. «Debeu de saír bastante bo, porque a xente está encantada», decía uno de los responsables de la fiesta, Fernando Silva. Con el bollo, la organización repartía también una buena ración de churrasco -700 kilos de carne se asaron en el campo de la fiesta- y vino.

Los organizadores de la romería se mostraban ayer muy satisfechos por cómo transcurrió la jornada. «Tivemos que loitar contra o tempo, e aínda así saiu todo ben». La lealtad de los romeros de San Gregorio y las grandes carpas esparcidas por el campo de la fiesta permitieron esquivar la lluvia a quienes se habían decidido a desafiar a las nubes de tormenta. El cobijo más buscado fue el de los toldos de los dos bares de campaña montados para la ocasión. Pero también en la carpa central había animación y muchos tacones de aguja manchados de barro.