Los fuegos de agosto calcinaron 1.200 hectáreas en O Morrazo

Marcos Gago Otero
Marcos Gago MARÍN

PONTEVEDRA

La Mancomunidad de Montes gestiona los planes de regeneración Los primeros trabajos se ejecutan en las zonas de gran pendiente ante el riesgo de erosión

11 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

?a superficie afectada en la comarca por los incendios de agosto asciende a 1.200 hectáreas, según la Mancomunidad de Montes do Morrazo. Las parroquias más afectadas fueron las de San Adrián de Cobres (Vilaboa) y Domaio (Moaña) con más de 400 hectáreas arrasadas en cada uno de los casos. En San Tomé de Piñeiro (Marín), el fuego destrozó cerca de setenta hectáreas, mientras que también se produjeron pérdidas, aunque de menor entidad en varias parroquias de Cangas, Vilaboa y Moaña. La Mancomunidad de Montes do Morrazo será una pieza clave para la regeneración de las zonas devastadas. Su junta gestora pedirá una reunión con el conselleiro de Medio Rural o con algún director xeral al que puedan exponer la situación en la que se encuentra esta comarca. En este organismo mancomunal se encuentran representadas las juntas de montes de Figueirido, Vilaboa, Santa Cristina y San Adrián, de Vilaboa; San Xulián y San Tomé, de Marín; Moaña, Meira y Domaio, de Moaña; Darbo y Coiro, de Cangas y Hermelo, de Bueu. Actuaciones diferentes El objetivo primordial será tomar medidas para evitar la erosión, que puede ser más grave en las zonas de mayor pendiente. Por esta razón, según fuentes de este colectivo, voluntarios y brigadas forestales están realizando la siembra de hierba en las laderas de Meira y Domaio. Otra prioridad es la retirada de la madera quemada del monte, un asunto tutelado por la Xunta después de que se fijasen acuerdos a nivel gallego sobre el precio de la madera calcinada. Una vez limpio el monte, las características de cada junta de montes implicarán planes diferentes de actuación. Por ejemplo, en San Tomé, se podrán subastar gran parte de los árboles dañados, y se prevé regenerar con pinos y frondosas la mitad del terreno quemado, mientras que el resto se destinará a eucaliptos. En el caso de San Adrián, la escasa edad de los árboles muertos les impide participar en las pujas de madera y su regeneración se hará de acuerdo con Norfor, empresa con la que mantienen un convenio sobre la gestión de su monte comunal.