A ladrillazos

ALFONSO GONZÁLEZ

PONTEVEDRA

EN LA ONDA | O |

10 jun 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

SI HAY un debate abierto ahora mismo en Galicia ese es el urbanismo. Lo de Nigrán ha sido de momento el punto más caliente de un problema sin resolver desde hace años, que ha destrozado gran parte del patrimonio natural. El llamado feísmo, que ahora está tan de moda, es el fruto de décadas de anarquía constructiva, quizás otro ejemplo del minifundio mental de los gallegos que lleva al convencimiento de que cualquier sitio sirve para poner una casa, con el diseño y los materiales que le dé la gana al dueño. Mientras en el Mediterráneo la especulación urbanística es obra de grandes empresas, en Galicia contamos con una especulación individual, pero no por ello menos dañina. Allí levantan campos de golf, hoteles y chalés para turistas; aquí en cambio contamos con casas en todos los recunchos, diseños de muy mal gusto y una horrorosa proliferación de galpones a base de uralita y bloque. Un estilo autóctono permitido por los ayuntamientos, más preocupados del negocio individual que del bien común. El problema es cómo arreglar ahora este estropicio. De momento las restricciones de la Xunta han puesto en pie de guerra a los alcaldes porque muchos proyectos se tambalean. Profesionales del sector aseguran que la compra estratégica de terrenos no se da sólo en Nigrán; pues las Rías de Pontevedra y Arousa también se están vendiendo desde hace meses al gran capital. Así por ejemplo, dicen las malas lenguas que empresarios tan conocidos como Florentino Pérez tienen ya unos cuantos miles de metros cuadrados en O Grove y Sanxenxo, y que grandes inmobiliarias nacionales echaron ya sus tentáculos sobre las Rías Bajas. Algunos profesionales opinan que la solución tampoco es la restricción actual; si bien reconocen que «algo hay que hacer» antes de que el ladrillo nos impida ver el bosque.