¿Indignada yo?

OURENSE

12 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

H

ace unas semanas dediqué este mismo espacio a dar mi opinión sobre los indignados. Incluso le ponía interrogantes a cuestiones sobre las que no sé qué opinar. Hace unos días llegaba a La Voz el correo electrócnico de una persona a la que mis palabras le habían indignado. Más de lo que ya estaba. No la hemos publicado porque la supuesta autora facilitó datos incorrectos o falsos al pedirle -para cumplir con los requisitos de la publicación de cartas al director- su identificación completa.

El correo definía este artículo de opinión (distíngase opinión de información, por favor; ¡no es tan difícil!) como «columnilla». Y yo, que tengo a mi ego bien entrenado, no me lo tomé a mal. Aunque tengo la sensación de que el objetivo era despreciar estas líneas y a quien las firma. Pero eso no lo haría un joven comprometido con la libertad y la justicia. ¿O sí?

También me definía como «fuerza represora del Estado». Y vuelvo a insistir en que mi ego está puesto a raya... porque si no me sentiría hasta importante. Fuerza represora del Estado. ¡Y yo con estos pelos!

Entre otras cosas (el escrito es largo) me acusa de «desvergüenza e impúdica ligereza». Por escribir. Por decir lo que pienso. Por ejercer mi libertad de expresión. ¿O es que yo no tengo derecho a ella? Aquí es donde ya empiezo a preocuparme. Porque para esta indignada que agita la bandera de la democracia real la opinión que vale es la suya. Y yo pienso y lo digo: no sé si reír o, directamente, echarme a llorar.