Construir un hospital a distancia

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa OURENSE/LA VOZ.

OURENSE

Dos religiosas están estos días en Ourense para recoger material para un centro sanitario que pondrán en marcha en Camerún, a 4.500 kilómetros de Galicia

17 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hay quien dice que el mundo es un pañuelo. Hay quien, incluso, ha convertido este dicho en teoría casi científica. Esa de los seis grados que asegura que una persona está conectada a cualquier habitante del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. La que trajo a sor Fuencisla y sor Margarita desde Camerún a Ourense tiene incluso menos eslabones. Un cooperante, una oenegé y dosis elevadas de voluntad sirvieron para que cubrieran los casi 4.500 kilómetros de distancia que separan Dschang, donde las Siervas de María aspiran a poner en marcha un nuevo centro sanitario, de Toén, donde han recopilado material para hacerlo realidad.

El espacio que hay entre uno y otro punto no es solo geográfico. La travesía también supone pasar del tercer mundo al primero. De la tierra en la que todo puede ser aprovechado a aquella donde lo viejo sobra y sirve, poco más, que para la caridad. Pero a estas dos religiosas que nunca pensaron hacer escala en Ourense -una es de Segovia, la otra mexicana- no les asusta ni la aventura, ni el trabajo duro, ni los sinsabores de su vocación. Por eso, buscando equipamiento para el tercer hospital que su congregación va a gestionar en el país africano, acabaron recalando en territorio gallego.

Llevan días seleccionando y clasificando material sanitario retirado del Complexo Hospitalario de Ourense para llenar un centro que todavía es un proyecto. De hecho, antes de regresar el próximo fin de semana a casa -al lugar donde llevan 8 y 18 años respectivamente- se detendrán en Madrid para intentar conseguir material de construcción. Porque son monjas pero también son operarias a las que no se les caen los anillos por mover bultos o empaquetar cajas en el almacén del hospital de Toén. Pero también pueden convertirse en ejecutivas para convencer a quien quiera escucharlas de que hay inversiones cuyo interés no se mide por la TAE.

En Ourense se han encontrado con la colaboración de muchas personas que, a través de la Delegación de Misiones y sin conocerlas, han compartido jornadas de trabajo para llenar los dos contenedores -uno en camino, otro todavía en preparación- en los que viajarán sus sueños de cooperación acompañados de camas articuladas, soportes para goteros, archivadores para las historias médicas, armarios para medicinas y hasta una máquina de anestesia para enfrentarse a una labor asistencial contra el paludismo, las enfermedades tropicales o las infecciones respiratorias y digestivas. También contra los remedios de los curanderos que practican cortes en la frente y el pecho de los niños para que sangren cuando tienen fiebre. «No es la primera vez que llegan a nosotras en tal estado que no podemos hacer nada», apunta sor Margarita.

Colaboración

Las organizaciones Colores de Camerún y Cero Positivo, la comunidad ourensana de las Siervas de María, el Sergas y una lista de personas que no quieren salir en letras grandes nutren su lista de agradecimientos. Y no les importaría hacer más. Porque quieren llevarse pintura para retocar las camas viejas («Son pobres pero son personas», dice sor Fuencisla); porque habrá que vestir los colchones con ropa de cama; porque los acompañantes de los enfermos se rifan un pequeño banco para pasar las horas y necesitan sillas; porque a veces los bebés nacen camino de su hospital y hacen desnudos el resto del camino... Eso sí, a las religiosas no le duelen prendas a la hora de recordar que para ser solidario hay que ser también responsable. Hace tiempo que dejaron de pedir ropa y calzado para adultos, para no tener que enfrentarse al trabajo -y a la vergüenza ajena- de encontrarse cosas que, en realidad, deberían estar en la basura o, cuando menos, en la lavadora.

En unos meses Camerún tendrá un nuevo hospital que atenderá a ciudadanos que no alcanzan a pagar lo que le pide la sanidad del país. Y un trocito será ourensano.