«Eu xa non podo máis. O ano que ven non penso plantar»

Cándida Andaluz Corujo
Cándida Andaluz OURENSE/LA VOZ.

OURENSE

14 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En el lugar de Carballeda, en la parroquia de Espiñeira en O Irixo viven en la actualidad 14 vecinos. La mayoría, mayores de 60 años, se dedican a cuidar de los animales y del campo. Tres de ellos: Celsa Reinoso, Manolo Rodríguez y Vidal Fernández no daban crédito. Cansados, apenados y desencantados miran sus campos de maíz. El pasado fin de semana un grupo de jabalíes acabaron con los que fueron seis meses de trabajo. Pero terminaron con algo más. «Eu xa non podo máis. O ano que ven non penso plantar», exclama Manolo Rodríguez ante el asentimiento de sus otros dos vecinos y la comprensión del resto. En la plaza de la localidad una cartel pide unirse a las movilizaciones para exigir de la Xunta más ayudas y más celeridad en los pagos, pero para ellos ya es tarde. El año que viene en Carballeda habrá tres campos menos de maíz.

«Estamos perdidos. O marchan eles (los jabalíes) o marchamos nós», explica Manolo cuyo cultivo iba a ser destinado a dar de comer a su explotación de vacas y ovejas. Ahora -dice- tendrá que comprar el alimento para el ganado fuera. Entraron en los campos el pasado fin de semana, pero saben que volverán y que poco les queda por hacer. «¿Qué prefiren os xabarís ou os agricultores?».

Celsa Reinoso mira para su terreno. «Imos ter que abandonar todo. Mira, o resto está abandonado e isto tamén. Obrígante a deixalo», explica. Vidal Fernández se une al desaliento. «Isto o tiña aquí porque os meus veciños o plantaron para que tivera que dar os animais. Agora non quedará nada». Las tierras de Vidal están cerca de las casas. «Agora chegan ata nós e non se poden nin asustar», dice.

El caso de Carballeda no es aislado. Desde el sindicato Unións Agrarias, calificaban ayer los daños de los jabalíes en la provincia de «bestiales». «A xente deixa de cultivar porque o fan para os xabarís», argumentaba ayer Xosé Ramón González, secretario de Agricultura e Ganderías Extensivas del sindicato. Las nuevas generaciones -el hijo de Manolo- miran de reojo. Para él tampoco es vida.