Municipios de O Carballiño y de O Ribeiro apuestan por el termalismo como motor local

C. Paradela

OURENSE

11 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Esta semana el Concello de Cortegada capitaneó una iniciativa, junto a Ribadavia y otros dos municipios portugueses para poner en valor las instalaciones balnearias y las aguas mineromedicinales de la ribera del Miño, tanto la propia como las de Prexigueiro y las lusas. Se suma así a otros ayuntamientos del occidente ourensano que apuestan por el sector termal como dinamizador de la economía local, tanto desde el punto de vista terapéutico como del turístico, más en tiempo de crisis.

Cortegada está a la espera de aprobar, sólo falta la ratificación final del pleno, tras el respaldo de las consellería de Medio Rural y de Medio Ambiente, de un plan especial que facilitará la finalización de algunas obras después de tener el balneario cuatro años y poner en valor una zona de 90.000 metros cuadrados, con dos balnearios y reconociendo la opción de completar el circuito con la construcción de un hotel, explica Avelino de Francisco.

En el caso de O Carballiño, donde la propiedad de las instalaciones termales, el Gran Balneario y As Caldas de Partovia, está en manos privadas, los propietarios trabajan en la modernización y adecuación de sus servicios a la demanda actual, algo reclamado de forma reiterada desde el Concello y que parece empezar a tener visos de realidad.

Berán también está a la espera de que se concrete el interés empresarial por la gestión del nuevo balneario de la Entidad, que debido a las diferencias políticas de los vocales sobre sus bases de adjudicación lleva más de dos años cerrados y afectando gravemente a la economía de los vecinos de la localidad de Leiro, ya que el balneario es la principal fuente de ingreso de la Entidad.

En Ribadavia y en Punxín los proyectos están mucho más adelantados, en Prexigueiro la empresa Ibernhisa trabaja para poder abrir al público este año y en Punxín el Ministerio de Medio Ambiente y la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil han confirmado ya una inversión de más de 1,3 millones de euros en la puesta en valor del río Barbantiño a su paso por O Bañiño, en el municipio ourensano de Punxín, aprovechando las aguas sulfurosas de la zona y creando espacios verdes. Un proyecto que busca convertirse en señal de identidad y referente turístico de Punxín.