Un instituto limiano sufragará actividades extraescolares con energía solar

Laura Enríquez

OURENSE

18 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Hace dos años el instituto limiano Cidade de Antioquía se propuso llevar a cabo una ambiciosa iniciativa energética a nivel académico. Impulsada por el secretario del centro, Manuel Fernández, y por el director del mismo, Óscar Aparicio, el instituto presentó un proyecto que promovía la instalación de paneles solares sobre el tejado de una marquesina construida para tal cometido en el patio del centro. La propuesta, fruto de una inquietud personal de los promotores, contó con el apoyo unánime del profesorado, defensor de un proyecto ecológico, educativo y rentable.

Coincidiendo con el cambio de gobierno, el instituto se benefició de una subvención que financiaba el 100% del coste total, estimado en unos 60.000 euros, permitiendo que la instalación de los paneles solares no generara costo alguno para el complejo académico. Un factor determinante teniendo en cuenta lo elevado del presupuesto de los proyectos de energías alternativas, lo que imposibilita su puesta en marcha.

El 13 de agosto de 2005 comenzó a funcionar definitivamente la instalación solar, produciendo energía destinada a un fin comercial. «Echando la vista atrás lo más difícil fue encontrar, entre las distintas instancias de la Administración, personas dispuestas a creer en el proyecto», afirmó el director del centro, Óscar Aparicio. «Estábamos convencidos de que si lográbamos sumar el apoyo de las personas que ocupan cargos, podríamos vencer todos los obstáculos», concluyó el director.

Una vez que el centro contó en su haber con la ayuda económica del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), dependiente del Ministerio de Industria, procedió a la instalación de los 45 paneles solares, creando así una central fotovoltaica de conexión a la red de 10 kilovatios de potencia, con una superficie de 65 metros cuadrados.

Cada una de las placas, de 210 vatios de potencia, generará energía eléctrica, que lejos de destinarse al autoconsumo, se venderá, con lo que se incrementará la aportación de las energías renovables así como los ingresos económicos del centro.

Los beneficios

Una vez que el instituto amortice la inversión, en un plazo aproximado de ocho o nueve años, contará con unos beneficios extras que oscilarán entre los 6.000 y los 9.000 euros anuales. El dinero que aporten los paneles solares se empleará en mejorar la calidad de la enseñanza ofertada por el centro de manera que los alumnos disfrutarán de mejores instalaciones, de más ordenadores o de un número mayor de viajes académicos entre otras posibles inversiones.

La importancia de proyectos como este se deja ver en comunidades autónomas como Cataluña y Pamplona, además de Galicia, que cuentan en su haber con redes propias de escuelas solares que amplían la potencia fotovoltaica y los metros cuadrados de los captores térmicos instalados a lo largo de la superficie española.