El alcalde pidió amparo a la venta del «rianxo» al Subdelegado del Gobierno

Pepe Seoane OURENSE

OURENSE

MIGUEL VILLAR

El ayuntamiento apoyará la actividad por tradición y por su atractivo para la plaza de abastos Gómez Villar ve desproporcionada la actuación de la Inspección de Trabajo

09 jun 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

?a ausencia de vendedores de rianxo en la plaza de abastos resta atractivo a este depauperado centro comercial urbano. Lo tienen claro el alcalde y el concejal de gobernación, Manuel Cabezas y Aurelio Gómez Villar. El regidor, al saber de la especial dedicación de la Inspección de Trabajo al fluctuante grupo de estos vendedores, con la apertura de distintos expedientes ante la manifiesta irregularidad formal de su proceder, trasladó su inquietud al Subdelegado del Gobierno, aparte de mostrar su solidaridad con los denunciados. Al comentario no es ajeno el hecho de que la decisión sancionadora se mueva en el entorno de la administración central. La venta directa de rianxo en la plaza de abastos de Ourense es, para el edil de gobernación, una seña de identidad «que non debemos deixar perder». Gómez Villar reconoce que le sorprendió el «desproporcionado empeño» desplegado por la Inspección de Trabajo para aclarar y denunciar a quienes mantienen la tradición de la venta directa de productos del campo y de la huerta del entorno de Ourense. Con las salvedades a que obliga referirse a un colectivo muy heterogéneo, el edil llama la atención sobre el carácter variable, irregular, de este tipo de comercio. El volumen de negocio es irrisorio. Se trata, en primer lugar, de productos de temporada, fundamentalmente excedentes del consumo particular. Y, por otra parte, siempre a salvo de que se pueda colar algún que otro desaprensivo, el concejal subraya: «falamos de forma maioritaria de personas de economía fráxil, que, con este comercio, melloran o seu poder adquisitivo». En muchos casos, ayudas para completr pensiones de miseria. Una tradición Así las cosas, el gobierno municipal afronta la defensa de la venta del rianxo desde una doble posición. Por un lado, por tradición y por el atractivo que supone la oferta de productos de temporada de un amplio entorno rural de la ciudad. Por otro, al estimar que no constituyen competencia efectiva para el comercio tradicional, una opinión compartida por el presidente de los comerciantes de la plaza, Emilio González. Reconoce el edil la dificultad que supone regular esta actividad, por las peculiares circunstancias que concurren en este tipo de comercio, al margen de que cada vendedor haya de abonar una tasa casi simbólica, que ni siquiera se ingresa en las arcas municipales, sino que queda como contribución para el mantenimiento de la plaza. El conflicto, en cualquier caso, se sigue con especial interés por parte del gobierno local. Gómez Villar invoca la autonomía municipal y las competencias de la administración local para regular y hacer valer posiciones ante la perspectiva de hipotéticos conflictos.